lunes, mayo 01, 2017

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 10 DE MAYO DEL 2017.

Primera Lectura. Hechos 12,24--13,5

1224 El mensaje de Dios iba cundiendo y se propagaba.
25 Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, regresaron de Jerusalén llevándose con ellos a Juan, el llamado Marcos.
13                1 Había en Antioquía, según el uso de la comunidad local, profetas y maestros, a saber, Bernabé, Simeón apodado el Negro y Lucio el Cireneo, así como Manaén, que se había criado con el tetrarca Herodes, y Saulo.
2 Estaban ellos dando culto al Señor y ayunando, cuando les urgió el Espíritu Santo:
                        - Apartadme a Bernabé y Saulo para la obra a que los tengo llamados.
                        3 Entonces, después de ayunar y de orar imponiéndoles las manos, los despidieron.

4 Así pues, enviados por el Espíritu Santo, bajaron ellos a Seleucia y de allí zarparon para Chipre.
5 Llegados a Salamina, se pusieron a anunciar el mensaje de Dios en las sinagogas judías, aunque tenían a Juan como garante del mensaje. 

EXPLICACIÓN.

                    24s. En paralelo con la presentación de los dos grandes protagonistas del Ev., Lc pone un colofón al término de la presentación de las dos grandes comunidades protagonistas de Hechos: crecimiento de la comunidad judeocreyente (6,7; cf. Lc 1,80), crecimiento de la comunidad cristiana (12,24; cf. Lc 2,40). El mensaje de Dios "crece y se multiplica" (lit.), sin fronteras (24: comp 6,7).

                   La mención de Bernabé y Saulo (25) enlaza con 11,30; una vez cumplido el encargo de entregar la colecta a los responsables de la iglesia judeocreyente, "regresan de Jerusalén" (en sentido sacral, marcando distanciamiento; la lectura "a Jerusalén" de una parte de los testigos del texto ordinario no hace sentido). Juan "Marcos" ha cumplido ya su función de mostrar a Pedro dónde se encontraba la verdadera  comunidad; a partir de ahora deberá desempeñar una nueva función, la de garante del mensaje en la misión; su presencia/ausencia servirá para que el lector discierna por sí mismo si la misión discurre o no por los derroteros señalados por el Espíritu.  

  Segunda parte de Hechos (13,1-28,31): En correspondencia con el Ev. (Lc 3-24), Lc consagra la segunda parte de Hch, a narrar las vicisitudes de la misión hasta alcanzar el objetivo fijado por Jesús (1,8).

                   La misión se desarrolla en cuatro fases. La primera comprende los territorios de Chipre, Psidia, Licaonia y Panfilia (13,1-14,28). Sigue la convocatoria de la asamblea de Jerusalén para dilucidar el estatuto de los cristianos de origen pagano (15,1-41). La segunda fase abarca las provincias de Macedonia y Grecia (16,1-18.23). La tercera se concentra en la provincia de Asia (18,24-19,20). Entre la tercera y la cuarta se produce una dilación de la misión, motivada por la decisión de Pablo de subir a Jerusalén (19,21-21,26) y por su procesamiento en Jerusalén y Cesarea (21,27-26,32). La cuarta fase empieza en el momento en que Pablo se embarca para Roma y queda abierta al futuro (27,1-28,31).

                  Tradicionalmente se ha reducido el contenido de esta segunda parte a los viajes misioneros de Pablo; modernamente se insiste, además, en el paralelismo entre los procesos de Pablo y Jesús; se trata, en realidad, de la misión de la iglesia "cristiana" de Antioquía, descrita en paralelo con la de Jesús Mesías/"Cristo", llevada a cabo por Bernabé y Saulo en representación de la comunidad. La misión encontrará gravísimos obstáculos en su camino, pero éstos, a diferencia de los que encontró Jesús, obedecerán en gran parte a problemas de índole personal de los propios misioneros. Esto no obstante, la misión se extenderá por los cuatro puntos cardinales (cuatro fases) del Imperio romano.

                  Primera fase de la misión: Chipre, Psidia, Liaconia y Panfilia (13,1-14,28): Comprende la investidura de los futuros misioneros (13,1-3), la prueba (13,4-12), el discurso programático de Pablo y su primer fracaso con los judíos (13,13-52), la actividad programática de la comunidad misionera (14,1-7), acompañada de la curación del lisiado (14,8-20a) y del epílogo de la primera fase de la misión (14,20b-28).

                   1 - 3.  La segunda parte de Hch, da comienzo con una comprobación singular: la organización de la comunidad de Antioquía ha cristalizado en un grupo mixto de profetas (Bernabé, Simeón y Lucio) y de maestros (Manaén y Saulo). El número cinco dice relación con la madurez que confiere el Espíritu (cf. 4,4). En los nombres propios y sobrenombres se observa también un mestizaje de pueblos, culturas y posición social: Simeón (nombre arameo)/Negro (sobrenombre latino); Lucio (nombre latino)/Cireneo (vse. lo dicho en 11,20); Manaén, educado con Herodes (1).

                 El Espíritu Santo interrumpe la celebración litúrgica con ayuno, al estilo judío, iniciada por el grupo en favor de la iglesia judeocreyente de Jerusalén, que estaba en serio peligro de desmembrarse tras el martirio del apóstol Santiago y el éxodo de su portavoz, Pedro. Los urge (sentido fuerte conferido al verbo "decir" por la partícula gr. dê,usada tan sólo en Lc 2,15; Hch 6,3 y 15,36) a la misión separando para ello al primero (Bernabé, profeta, cf. 4,36; 11,24) y al último de la lista (Saulo, maestro, cf. 14,12) (2). El principal responsable de la futura misión ha de ser Bernabé, cabeza de lista y primer designado por el Espíritu (lit. "el Bernabé", con art.): primacia de la profecía sobre la enseñanza. La comunidad ratifica la elección (3).

                 La investidura de Bernabé y Saulo para la misión entre los paganos tiene una serie de rasgos que recuerdan la investidura de Jesús en el Jordán para su misión como Mesías de Israel (Lc 3).

La iniciativa de la misión, como en el caso de Jesús (Lc 4,1a), la ha tomado el Espíritu (4a). Los autores suelen interpretar la misión unilateralmente como si se tratara de los viajes de Pablo; Lc, en cambio, quiere subrayar su carácter comunitario ("ellos"). La misión en Chipre es programática, como lo fue "el desierto" para Jesús (Lc 4,1b), pero, en contraste con éste, anticipa la ambigüedad de la labor de Pablo (4b).

                  Llegados a Salamina, en lugar de dirigirse a los paganos, la actividad de la pareja misionera se concentra en los judíos (5a, primera vez que aparece el término despectivo "sinagoga de los judíos", lit.; cf. 12,11). Reaparece la figura de Juan, sin el sobrenombre "Marcos" (cf. 12,12.25), calificado con el término técnico de "asistente" (gr.hupêretês), equivalente a"notario/garante" (5b).

                 Se aprecia una contradicción entre el hecho de predicar el mensaje a los judíos y el carácter universal del mensaje de Jesús garantizado por Juan Marcos, quien no puede ejercer su función del evangelista (omisión del sobrenombre y contraposición de dos acciones durativas: "se pusieron a anunciar/aunque llevaban").

SALMO. 67,2-3.5-6.8.

2Dios tenga piedad y nos bendiga, 
muéstrenos su rostro radiante, 3para que conozca la tierra tus caminos, 
todas las naciones tu salvación. 5Que lo celebren jubilosas las naciones 
porque riges el mundo con justicia, 
riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. 
6iQue te den gracias los pueblos, oh Dios, 
que todos los pueblos te den gracias! 
8Nos bendice Dios: Que lo respeten 
todos los confines del orbe. 


EXPLICACIÓN.

67 Bendición en forma imprecatoria. Es como un comentario o variación ampliada de la bendición canónica que se lee en Nm 6,24-26. Lo que allí pronunciaban los sacerdotes aarónidas, aquí se democratiza en un plural colectivo "nos". Lo que allí era estrictamente israelita, aquí se universaliza. Es legítimo sospechar que un copista ha omitido el estribillo al final de la tercera estrofa.

67,2 Todo parte de la "piedad" de Dios: actitud y acto gratuito que al hombre le es sugerido invocar. El "bendecir" de Dios es bienhacer, porque diciendo hace. La humanidad comienza con una bendición: Gn 1 ,28. Un "rostro" benévolo irradia luz: Prov 16,15; EcI 8,1.

67,3 Los "caminos" son el modo de actuar.

67,5 El gobierno de Dios es justo, como cantan los salmos 96 y 98.

Transposición cristiana.

Tratándose de bendición, es obligado citar el comienzo de la carta a los Efesios. 


EVANGELIO: Juan 12,44-50.


El aviso final
( Jn 12, 44-50)

 44. Jesús dijo gritando:
- Cuando uno me da su adhesión, no es a mí a quien la da, sino al que me ha enviado.
45. y cuando uno me ve a mí ve al que me ha enviado.
46. Yo he venido al mundo como luz; así, nadie que me da su adhesión permanece en la tiniebla.
47. Si uno escucha mis exigencias y no las cumple, yo no doy sentencia contra él, porque no he venido para dar sentencia contra el mundo, sino para salvar al mundo.
48. Cuando uno me rechaza y no acepta mis exigencias, tiene quien le dé sentencia: el mensaje que he propuesto dará sentencia contra él el último día.
49. Porque yo no he propuesto lo que se me ha ocurrido, sino que el Padre que me envió me dejó mandado él mismo lo que tenía que decir y que proponer,
50. y sé que su mandamiento significa vida definitiva; por eso, lo que yo propongo, lo propongo exactamente como me lo dijo el Padre.

EXPLICACIÓN.

44-50. Después del rechazo por parte de Israel como pueblo, Jesús deja abierta su invitación a los individuos. Resumen del significado y consecuencias de la actividad de Jesús. Tercera vez que habla gritando (cf. 7,28.37), para afirmar el origen divino de su mensaje (44). No hay más Dios que el que se ve en Jesús (45). Exigencias (47), cf. 6,63.68. Afirma una vez más el carácter únicamente liberador/salvador de su misión. Subraya la libertad del hombre (48), que es responsable de su suerte. Jesús enfrenta al hombre (48), que es responsable de su suerte. Jesús enfrenta al hombre con esa realidad para estimularlo a la opción positiva, haciéndole ver las consecuencias de su rechazo. El último día, el de la muerte de Jesús (cf. 7,37), cuando dará la prueba definitiva de su amor al hombre. Ese día, el mensaje propuesto por Jesús juzgará a los hombres; es decir, una vez dada la prueba del amor supremo, no habrá excusa válida para rechazarlo.

Origen divino de su mensaje (49); alusión a Dt 18,18. Los “mandamientos” (50) o encargos del Padre a Jesús (10,17s) son un modo de expresar la misión mesiánica.

SÍNTESIS.

Jesús es la única revelación plena de Dios (cf. 1,18). Toda idea o teoría sobre Dios que no sea compatible con lo que se ve en Jesús es falsa. Dios no es una idea, es el Padre, persona, vida y amor, y se manifiesta en Jesús y en su actividad a favor de los hombres.


La misión de Jesús es ofrecer a los hombres una alternativa a su estado de frustración y fracaso, darles la posibilidad de salir de la opresión. El hombre queda en libertad de aceptar su ofrecimiento, pero el rechazo de la vida lleva en sí la opción por la muerte.

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