miércoles, marzo 01, 2017

LECTURAS DEL SÁBADO 4 DE MARZO DEL 2017.


Primera Lectura. Isaías 58,9-14.

9Entonces clamarás al Señor, y te responderá; 
pedirás auxilio, y te dirá: Aquí estoy.
Si destierras de ti los cepos,
y el señalar con el dedo, y la maledicencia;
10si das tu pan al hambriento
y sacias el estómago del indigente,
surgirá tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
11El Señor te guiará siempre,
en el desierto saciará tu hambre,
hará fuertes tus huesos,
serás un huerto bien regado,
un manantial del aguas
cuya vena nunca engaña,
12reconstruirás viejas ruinas,
levantarás sobre los cimientos de antaño;
te llamarán tapiador de brechas,
restaurador de casas en ruinas.

El Sábado
(Jr 17,19-27).

13Si detienes tus pies el sábado,
y no traficas en mi día santo;
si llamas al sábado tu delicia,
y honras el día consagrado al Señor;
si lo honras absteniéndote de viajes,
de buscar tu interés, de tratar tus negocios,
14entonces el Señor será tu delicia.
Te pondré a caballo de las alturas de la tierra,
te alimentaré con la herencia
de tu padre Jacob
-ha hablado la boca del Señor-.

Explicación.

58,9 El ayuno auténtico, las obras de misericorida, transfiguran al hombre, casi lo divinizan, como sol que amanece (cfr. Sal 112,4). Abre su cortejo la Justicia, lo cierra la Gloria del Señor (cfr. Sal 85,14; 97,2). Por la caridad el hombre resplandece, porque revela la gloria de Dios (Mt 5,16).

58,10 "Pan": corrigiendo el hebreo según testimonios antiguos. La aurora culmina en mediodía. (Véase la relación entre luz y generosidad en Mt 6,22-23).

58,11-12 Vuelve a dos piezas del esquema del éxodo, introduciendo algunas transformaciones. La comida en el desierto se conserva sin cambio. El agua y la sed: son ellos el desierto, en el que aflora el agua (la beneficencia) que los transforma en huerto. La tierra es ahora la ciudad que será reconstruida. Hay que salir del egoísmo y construir con la caridad. Si ellos reparte pan, no habrá hambre y el desierto será un paraíso; si ellos dan casa, la ciuda será reconstruida. "Tapiador de brechas": véase Am 9,11 y Neh 5.

58,13-14 El sábado crece en importancia después del destierro. Como un templo es un espacio acotado para la divinidad, así el sábado es un tiempo sustraído al interés humano y dedicado a Dios. No artificio para aumentar la productividad, sino sacrificio de ella para profesar un valor más alto. Y se ha de observar con gozo, con "delicia". En el reposo del sábado culmina el nuevo éxodo.

Salmo. 86,1-6.

1Presta oído, Señor, respóndeme, 
que soy un pobre desamparado. 
2Guarda mi vida, que yo te soy fiel, 
salva a tu siervo que confía en ti. 


3Tú eres mi Dios, ten piedad, Dueño mío, 
que te estoy llamando todo el día. 
4Alegra el sentir de tu siervo,
que mi sentir se eleva hacia ti.
5Porque tú, Dueño mío, eres bueno y perdonas, 
eres misericordioso con los que te invocan.  

6Escucha, Señor, mi súplica,

haz caso a mi petición de gracia, 

Explicación.


86,1 Una consonancia une en hebreo "respondeme, yo y desgraciado".
86,2 Se presenta como "siervo leal" y "confiado": véase Sal 123.
86,3 "Ten piedad": Sal 51,3; 56,2; 57,2.
86,4 "Alégrame": Sal 92,5; Is 56,7. El "sentir" o el ánimo.
86,5 "Perdonas": en hebreo adjetivo, "perdonador". Caso único, aunque el verbo es frecuente.
86,6 "Petición de gracia": este plural femenino es exclusivo del salmo, de ordinario se usa el plural masculino. 
Transposición cristiana.
 La sección 8-13 intima un sentido de unidad y totalidad. Hay un Dios único y universal: todos los pueblos han de reconocerlo. Como centro de atracción, Dios es capaz de unificar a todos en su nombre. También puede unificar al individuo, que vive internamente dividido por tantos centros de atracción. Tarea de Jesucristo, que atrae a todos (Jn 12,32), y del Espíritu, que unifica y simplifica (1 Cor 12,4).  


Evangelio. Lucas 5,27-32.

27. Después de esto, salió, se quedó mirando a un recaudador llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le djo:
- Sígueme.
28 Él, abandonándolo todo, se levantó y empezó a seguirlo.
29 Leví le ofreció un gran banquete en su casa, y había gran número de recaudadores y otra gente, que estaban recostados a la mesa con ellos.
30 Los fariseos y sus letrados protestaban diciendo a los discípulos:
-¿Por qué razón coméis y bebéis con los recaudadores y descreídos?
31 Jesús les replicó:
- No sienten necesidad de médico los sanos, sino los que se encuentran mal,
32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores, para que se arrepientan.

EXPLICACIÓN.

Lo expuesto en la figura del paralítico se concreta en la persona de Leví, el recaudador/pecador, marginado, excluido de Israel. Llamada en paralelo con la de los primeros discípulos (5,1-11). A diferencia de éstos (5,10), Jesús lo invita expresamente a seguirlo (27). Abandonándolo todo (28, cf. 5,11: "dejándolo todo"), se levantó y empezó a seguirlo (cf. 5,11: "lo siguieron"). Tanto en la ruptura como en el seguimiento el grupo no israelita es más radical.

Banquete en casa de Leví o de Jesús (ambiguo) (29): Leví, a diferencia del grupo israelita, entiende el "seguimiento" de Jesús como una fiesta (el banquete del Reino). Derribada la barrera de la marginación religiosa, afluencia de pecadores/descreídos que, como Leví, dan su adhesión a Jesús; recostados (postura de los hombres libres) a la mesa con ellos. Estar a la mesa con Jesús significa participar en el reino de Dios, simbolizado por el banquete mesiánico. La nueva comunidad humana admite en su seno a todo hombre dispuesto a renunciar a la injusticia y a seguir a Jesús. Escándalo de fariseos y letrados (30), adversarios de Jesús (5,21); reproche a los discípulos, que implica una crítica a su maestro. Éste explica su conducta de la que se deriva la de ellos (31). Para recibir la salvación, hay que desearla. Los justos no la desean; piensan que no necesitan cambiar (32). 

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