lunes, agosto 01, 2016

LECTURAS DEL JUEVES 4 DE AGOSTO DEL 2016.

I LECTURA JEREMÍAS 31:31-34.

31Mirad que llegan días –oráculo del Señor-
en que haré una alianza nueva
con Israel y Judá:
32no será como la alianza
que hice con sus padres
cuando los agarré de la mano
para sacarlos de Egipto;
la alianza que ellos quebrantaron
y yo mantuve –oráculo del Señor-;
33así será la alianza que haré con Israel
en aquel tiempo futuro –oráculo del Señor-:
Meteré mi Ley en su pecho,
la escribiré en su corazón,
yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo;
34ya no tendrán que enseñarse
unos a otros, mutamente,
diciendo: “Tienes que conocer al Señor”,
porque todos, grandes y pequeños, me conocerán
-oráculo del Señor-,
pues yo perdono sus culpas y olvido sus pecados.

EXPLICACIÓN.

31,31-34. Dios sella la reconciliación actuando una nueva alianza. En 31 se menciona Israel y Judá, en 33 sólo Israel: es más fácil de explicar una adición que una supresión.

La alianza fracasada exigía adhesión exclusiva al Señor, traducida en el cumplimiento íntegro de la Ley. La Ley estaba formulada con toda claridad y respaldada por bendiciones y maldiciones. Pero era externa, grabada en una lápida, con la que no sintonizaban los ánimos de los hombres. La nueva alianza inscribirá dentro la ley, de modo que se convierta en el impulso o dinamismo de la conducta; el corazón estará modelado por la impronta viva de la Ley.

Así se restablecen las relaciones personales, sustancia auténtica de la alianza. Se afirma el conocimiento del Señor, que es reconocimiento y se traduce en trato. Faltaba en jefes y pueblo (2,8; 4,22; 9,2). La transformación  hará que dicho conocimiento actúe como don instintivo, no como lección aprendida.

Un “perdón” total, sin reservas, es el primer acto de la reconciliación, en el cual se manifiesta el “amor eterno” del Señor. Estos versos están citados y aludidos muchas veces en el NT, p. ej. Rom 11,27; Heb 8,8-12; 10,16-17.

31,32. “Mantuve”: en hebreo fui señor o fui marido. En clave de alianza, el Señor es el soberano que ha cumplido sus compromisos; en clave matrimonial, el Señor es el marido al que la esposa ha sido infiel.

SALMO 51: 12-15.18-19.

12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
15Enseñaré a los malvados tus caminos,
y los pecadores volverán a ti.
 18Un sacrificio no te satisface;
si te ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
tú, Dios, no lo desprecias.

EXPLICACIÓN.

 51,12-19 La segunda parte comienza con un corte que no puede ser más radical. Para pasar del pecado a la gracia hace falta una nueva creación, cosa que toca a Dios.

51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía sobre el océano.

51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).

51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.

51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.

51,15 Ya transformado, el orante podrá atarearse como predicador de conversión. Los caminos del Señor son la línea de conducta que él traza; el camino por donde podrán volver y que deberán seguir.

51,18 El verbo aceptar puede tener valor técnico en el lenguaje cúltico: es la aceptación de Dios la que convalida un sacrificio.

51,19 "Quebrantado, triturado": hay que retener la imagen hebrea, plástica, vigorosa; nosotros decimos "estoy hecho polvo". Por la traducción griega y después la latina, la imagen perdió su materialidad y se convirtió en el concepto contrición, con su adlátere atrición.

Transposición cristiana.

El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.

En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.

EVANGELIO DE MATEO 16:13-23.

13 Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
- ¿Quién dice la gente que es el Hombre?
                14 Contestaron ellos:
- Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.
                15 Él les preguntó:
                - Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
                16 Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
                - Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.
               17 Jesús le respondió:
               - ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! Porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre del cielo.
18 Ahora te digo yo: Tú eres Piedra, y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad y el poder de la muerte no la derrotará.
19 Te daré las llaves del reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
              20 Y prohibió terminantemente a los discípulos decirle a nadie que él era el Mesías.
21 Desde entonces empezó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, padecer mucho a manos de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
                   22 Entonces Pedro lo tomó aparte y empezó a increparlo:
                   - ¡Líbrete Dios, Señor! ¡No te pasará a ti eso!
                   23 Jesús se volvió y dijo a Pedro:
                   - ¡Vete! ¡Quítate de en medio, Satanás! Eres un tropiezo para mí, porque tu idea no es la de Dios, sino la humana.

EXPLICACIÓN.

Fuera del territorio judío y de la concepción del Mesías nacionalista. El Hombre es el portador del Espíritu de Dios (3,16s), pero la gente lo asimila a personajes del AT. No descubren su novedad (14). Simón Pedro se hace espontáneamente el portavoz del grupo (16); sus palabras son una perfecta profesión de fe cristiana: el Mesías Hijo de Dios, en lugar del Mesías hijo de David de la expectación general; vivo, el que posee la vida y la comunica; también el Hijo es dador de via y vencedor de la muerte. Bienaventuranza (17).

Es el Padre quien comunica el conocimiento de su Hijo. Pedro es uno de la gente sencilla (11,25-27). Esta revelación no es, por tanto, un privilegio suyo, está ofrecida a todos, pero sólo los "sencillos" están en disposición de recibirla. Respuesta de Jesús (18) a la profesión de fe (16: Tú eres; 18: Tú eres). Piedra/Pedro y roca no son equivalentes: la piedra puede lanzarse (2 Mac 1,16; 4,41); la roca es inamovible. En 7,24s, se trataba de la vida del creyente; en este pasaje, de la vida de la comunidad mesiánica. La primera se concebía como una casa, la segunda, como una ciudad (Iglesia, cf. 5,14; 27,53), es decir, como una sociedad humana. En el primer caso, la roca era la conducta según el mensaje de las bienaventuranzas; en el segundo, es la fe/adhesión a Jesús Mesías Hijo de Dios. El que la profese, es "piedra", entra en la construcción de la nueva ciudad. Se presenta el reino de la muerte (18b) como una ciudad enemiga; sus puertas (el lugar más fortificado) representa su poder. Victoria sobre la muerte. Dos imágenes paralelas describen ciertas funciones de los creyentes; representados por Pedro, admiten o rechazan en la nueva comunidad (el reino de Dios) (cf. Is 22,22). Desatar, perdonar los pecados de los que con fe en Jesús (cf. 9,8) se incorporan a la comunidad, cancelar un pasado permitiendo comenzar una vida nueva; atar, imputar el pecado, excluir de la comunidad (cf. 18,15-18). Prohibición (20): el mesianismo de Jesús podría ser mal interpretado por la gente.

            Nuevo período (cf. 4,17), dedicado a los discípulos. Jesús los informa sobre su propio destino. Senadores, los miembros del Gran Consejo, pertenecientes a la aristocracia seglar, los grandes terratenientes. Sumos sacerdotes, la aristocracia sacerdotal; pertenecían, como los senadores al partido saduceo. Letrados, tercer grupo del Gran Consejo, en su mayoría fariseos. El poder del dinero, los líderes religiosos e intelectuales van a pasar a la ofensiva contra Jesús. La muerte no será la última palabra (resucitará).Desacuerdo de Pedro (22): ha profesado la fe auténtica, pero rechaza la actuación que se deriva de ella. Increpa a Jesús como si se opusiera al plan de Dios. No acepta que Jesús muera. Indignación de Jesús (23): las palabras de Pedro concretan la tercera tentación (4,10), la de la gloria y el poder. Pedro es obstáculo porque quiere desviar el mesianismo de Jesús hacia el poder y el triunfo (23).

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