lunes, diciembre 01, 2014

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 31 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):

18Hijos, es un momento decisivo. ¿No oísteis que iba a venir un anticristo? Pues mirad cuántos anticristos se han presentado: de ahí deducimos que es un momento decisivo.

19 Aunque han salido de nuestro grupo, no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros se habrían quedado con nosotros, pero así demuestran que ninguno de ellos era de los nuestros.
20 A vosotros, además, el Consagrado os confirió una unción, y todos tenéis conocimiento. 21Si os escribo no es porque no conozcáis la verdad, sino porque la conocéis y sabéis que de la verdad no sale mentira alguna. 
Explicación.
Segundo enemigo, los que niegan que Jesús es el Mesías; éstos son los anticristos o «antimesías», que separan al Cristo glorioso del Jesús humillado, que no siguen a Jesús en su testimonio de verdad y amor al hombre, causa del odio del mundo, que convierten a Cristo en objeto de culto sin continuar su labor liberadora. Un anticristo, lit. «el anticristo»: en gr., esta determinación indica un individuo concreto, pero no precisado (el que niega), que en casto se designa con la indeterminación.

Un momento decisivo, gr. eskhátê hôra; La falta de determinación impide referir la expresión al momento último o final (cf. Jn 6,39.40, etc.: «el último día»): el adjetivo éskhatos indica, pues, el tiempo o momento en que la opción no puede esquivarse y es de algún modo definitiva (“decisivo/crítico”); ser "último/decisivo” es la calidad propia del tiempo mesiánico, etapa final de la historia, en la que, según la concepción de Juan, los campos quedan divididos por la inevitable opción entre luz y tinieblas (d. J n 3,19-21). La creencia difusa en un «anticristo» para la época final se realiza de modo inesperado: hay muchos «anticristos» (18).

Divergencias en la comunidad; algunos la han abandonado (19). La causa profunda de la división ha sido la no aceptación del compromiso con el prójimo, según el mensaje de Jesús. El rechazo del compromiso ha cristalizado en una ideología que separa a Jesús hombre del Mesías, entidad celeste y gloriosa, que desciende sobre Jesús en el bautismo, pero lo abandona antes de la muerte infamante en cruz (cf. 4,1-6; 5,6-12).

La unción (“crisma”, como «Cristo», Ungido) que han recibido de Jesús (el Consagrado) es el Espíritu, que da la experiencia de Dios como Padre y de Jesús como Salvador. El autor no pretende instruirlos; quiere que usen el conocimiento que ya tienen para discernir entre lo que es de Dios y lo que no es (20-21).

Salmo. 96,1-2.11-13.

1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria. 
 

 11 Alégrense los cielos, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra;
regirá el orbe con justicia
y a los pueblos con fidelidad.  
EXPLICACIÓN.

96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazosusados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro. 
96,11 Conforme al contexto, el mugido del mar es festivo: es su voz. 
96,12 Es el verso más original, síntesis de lo campestre (Dt 32,13) Y lo silvestre.
96,13 Gobernar incluye el juzgar. El hombre puede fiarse de su gobierno. (Comentaré estos versos en el Sal 98).
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13.

Evangelio. Juan 1,1-18.

I. PRÓLOGO: EL DESIGNIO CREADOR (1,1-18).

1. 1.Al principio ya existía la Palabra y la palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios.
2. Ella al principio se dirigía a Dios.
3. Mediante ella existió todo, sin ella no existió cosa alguna de lo que existe.
4. Ella contenía vida y la vida era la luz del hombre:
5. esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha apagado.
6. Apareció un hombre enviado de parte de Dios, su nombre era Juan; éste vino para un testimonio,
7. para dar testimonio de la luz, de modo que, por él, todos llegasen a creer.
8. No era él la luz, vino sólo para dar testimonio de la luz.
9. Era ella la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre llegando al mundo.
10. En el mundo estaba y, aunque el mundo existió mediante ella, en mundo no la reconoció.
11. Vino a su casa, pero los suyos no la acogieron.
12. En cambio, a cuantos la han aceptado, los ha hecho capaces de hacerse hijos de Dios: a esos que mantienen la adhesión a su persona;
13. los que no han nacido de mera sangre derramada ni por mero designio de una carne ni por mero designio de un varón, sino que han nacido de Dios.
14. Así que la Palabra se hizo hombre, acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria – la gloria que un hijo único recibe de su padre – plenitud de amor y lealtad.
15. Juan da testimonio de él y sigue gritando: - Éste es de quien yo dije: “ El que llega detrás de mí estaba ya presente antes que yo, porque existía primero que yo”.
16. La prueba es que de su plenitud todos nosotros hemos recibido: un amor que responde a su amor,
17. porque la Ley se dio por medio de Moisés; el amor y la lealtad han existido por medio de Jesús Mesías.
18. A la divinidad nadie la ha visto nuca; un Hijo único, Dios, el que está de cara al Padre, él ha sido la explicación.


EXPLICACIÓN.


Prólogo. Puede llamarse también síntesis introductoria o profesión de fe de la comunidad de Juan, que, en 1,14-16 (nosotros), habla de su experiencia cristiana, fruto de la actividad de Jesús. El prólogo resume en pocos trazos la realización del proyecto creador de Dios, que abre una época nueva en la historia humana. Por una parte, da claves de interpretación para el resto del Evangelio; por otra, sólo se puede penetrar su profundidad conociendo la obra de Jesús narrada después.

Introducción (1-2).El término griego logos sintetiza dos conceptos del AT: el de palabra/potencia creadora (Gn 1) y el de sabiduría creadora (Prov 8,22-24.27; Eclo 1,1.4-6.9; Sab 8,4; 9,1.9; Sal 104,24). El logos o Palabra formula el proyecto de Dios (sabiduría), que existe antes de la creación y la guía, y, en cuanto potencia, lo realiza. En v.1, la Palabra representa el proyecto formulado, cuyo contenido está expresado en 1c: la Palabra era Dios o, ateniéndonos al significado de la Palabra en este pasaje: un Dios era el proyecto. Este consistía, por tanto, en que el hombre tuviese condición divina, que fuese igual a Dios. El proyecto es la palabra divina absoluta y relativiza todas las demás palabras, en particular, las de la antigua Ley: a las diez palabras (decálogo) se opone la única palabra que las sustituye. Paralelamente, todos los ideales humanos propuestos en la antigua alianza quedan superados al conocerse en Jesús el verdadero proyecto de Dios sobre el hombre. Este proyecto, concebido en la mente divina, es personificado por Jn, quien lo presenta como el interlocutor de Dios. Expresa con esta especie de soliloquio divino (el proyecto se dirigía/interpelaba a Dios) una urgencia: la del amor de Dios por realizarlo.

La antigua humanidad. El rechazo del proyecto de Dios (3-10). Existe la actividad creadora del proyecto/palabra, que se traduce en comunicar la vida que contiene. Vida (= plenitud de vida), se opone a la existencia que no merece ese nombre; la plenitud de vida es la luz, la verdad del hombre (4).

Consecuencia: no existe una verdad anterior a la vida ni independiente de ella: no hay más verdad que el esplendor de la vida misma; la aspiración a la vida plena guía al hombre, y la experiencia de ella le va descubriendo la verdad. Es decir, la verdad es la vida misma en cuanto se puede conocer, experimentar y formular. Donde hay vida, hay verdad; donde no hay vida, no hay verdad.
La luz/vida tiene un enemigo, la tiniebla, que pretende extinguir la luz (5). Es una entidad activa y maléfica: a la luz/vida se opone la tiniebla/muerte. La tiniebla aparece después de la luz (no como en Gn 1); es decir, la aspiración a la vida es componente del ser del hombre, por ser la vida el contenido del proyecto creador, del que el hombre es resultado. La tiniebla no se opone a la vida en sí misma, sino a la luz/verdad, a la vida en cuanto puede ser conocida. Es una antiverdad, una falsa ideología (8,44: la mentira) que, al ser aceptada, ciega al hombre, impidiéndole conocer el proyecto creador, expresión del amor de Dios por él, y sofocando su aspiración a la plenitud.

A pesar del esfuerzo por extinguirla, la vida/luz sirve de orientación y de meta a la humanidad. El hombre puede comprender qué significa una vida plenamente humana y a ella ha aspirado siempre, aun cuando por culpa de otros hombres tuviera que vivir sometido a una condición inhumana. Los dominados por la tiniebla son muertos en vida.

En medio de la antigua humanidad y de la dialéctica luz/tiniebla se presenta Juan (6-8), mensajero enviado por Dios para dar testimonio a los hombres acerca de la luz/vida, avivando la percepción de su existencia y el deseo de alcanzarla; de rechazo, denuncia la tiniebla y su actividad. Su bautismo simbolizará la ruptura con la tiniebla.

La luz verdadera (9) se opone a las luces falsas o parciales, cuyo prototipo había sido la Ley (Sal 119,105; Sab 18,4; Eclo 45,17 LXX). La luz no sólo brilla (1,5), sino que ilumina, llega y pretende comunicarse a todo hombre: a pesar de las tinieblas y de las falsas luces, el hombre podía experimentar el anhelo de vida; la plenitud contenida en el proyecto creador se le presentaba siempre como ideal y meta. Su anhelo de vida y de plenitud era criterio para distinguir entre luces verdaderas y falsas. Pero la humanidad no reconoce el proyecto ni hace caso de la interpelación (10); aunque le era connatural, lo rechazó y con ello rechazó la vida. Dominada por las ideologías contrarias a la vida (la tiniebla/muerte), se negó a responder al ideal al que estaba destinada por la creación misma. Tal era su situación hasta la legada histórica de la Palabra: la ideología/tiniebla represora de la vida le quitaba hasta el deseo de la propia plenitud.

Centro del prólogo: El proyecto creador, realizado en la historia (11-13). En paralelo con la llegada de Juan Bautista, está la de Jesús. Él es el Hombre-Dios (3), el proyecto realizado, la palabra creadora, la vida (11,25; 14,6) y la luz (8,12; 9,5). Su presencia histórica se verificó en su propio pueblo (su casa), pero aquel pueblo no lo aceptó (11). Fracaso de la antigua alianza, que debía haber preparado a Israel para este momento. Se ha interpuesto la tiniebla, es decir, la ideología mantenida por la institución judía, la absolutización de la Ley y los principios nacionalistas (12,34.40). En su nombre se condenará a Jesús (19,7).
Hay quienes lo aceptan (12), sobre todo fuera de su pueblo, liberándose del dominio de la tiniebla. Ser hijo se demuestra con el modo de obrar (8,39; 5,19-20). La capacidad de ser hijos de Dios se confiere con el nacer de Dios; hacerse hijo indica el crecimiento, fruto de una actividad semejante a la de Dios mismo. Dios no anula al hombre, sino que colabora con él. La actividad del cristiano no es la de Dios en el hombre, sino la Dios con el hombre. Aceptar a Jesús consiste en darle la adhesión personal en su calidad de proyecto realizado y en aceptar la vida que comunica en cuanto palabra creadora. No pide Jn la adhesión a una ideología ni a una verdad revelada, sino a la persona de Jesús, el modelo y dador de vida que Dios ofrece a la humanidad.

La capacidad de hacerse hijos de Dios supone un nuevo acontecimiento. Éste, que se identifica con la recepción del Espíritu (3,5), procede de la muerte de Jesús (“sangre derramada”), del propósito de su actividad histórica (“carne”), de su propósito personal (“varón”), pero no en cuanto meros hechos humanos, sino en cuanto en ellos se expresa y se hace eficaz la Palabra/Proyecto, que es Dios (1,1) (13). Esta calidad/nombre de Jesús (12) es la que percibe el que le mantiene su adhesión.

La nueva humanidad (14-17). La comunidad (nosotros) que ha aceptado a Jesús habla de la llegada de éste en términos de experiencia, la propia de los que lo han aceptado y, con ello, han nacido de Dios.

El proyecto divino, la plenitud de vida, se ha realizado en un hombre sujeto a la muerte (hombre/carne) (14). Por vez primera aparece la meta de la creación: el Hombre-Dios. Su presencia se interpreta en clave de éxodo, es decir, de liberación de toda esclavitud: acampar hace alusión a la antigua Tienda del Encuentro, morada de Dios entre los israelitas durante su peregrinación por el desierto (Éx 33,7-10). En el nuevo éxodo, el lugar donde Dios habita es un hombre, Jesús. La gloria era el esplendor de la presencia divina, que, durante el éxodo de Israel, aparecía en particular sobre el santuario (Éx 40,34-38). Para la nueva humanidad en camino, la presencia activa de Dios resplandece en el hombre Jesús. No hay distancia entre Dios y los hombres; en Jesús, su presencia es inmediata para todos.

El hijo único es el heredero universal del Padre y todo lo que éste tiene le pertenece; el Padre le comunica su misma gloria, haciendo al Hijo igual a él. Su gloria es su plenitud de amor y lealtad (Éx 34,6): amor gratuito y generoso que se traduce en don/entrega y que no se desmiente ni falla nunca (lealtad). Como la luz es el resplandor de la vida, la gloria es el resplandor del amor leal. Si la vida es un dinamismo, su actividad es el amor: vivir es amar y amar es comunicar vida (14).

La comunidad narra el testimonio de Juan (15), que ve confirmado por su propia experiencia. Jesús llega después de Juan, pero se pone delante de él. La comunidad narra el testimonio de Juan, que ve confirmado por su propia experiencia. La Palabra/Sabiduría, ahora realizada en Jesús, estaba presente en el mundo desde el principio de la humanidad (1,4: “la luz del hombre”) y es la misma que existía ya “al principio” (1,1). Juan resume aquí, en sentido inverso, las tres etapas de la Palabra/proyecto: su existencia antes de la creación (existía primero que yo), su presencia en la humanidad (estaba ya presente antes que yo), su realización histórica en Jesús (el que llega detrás de mí).

Al nuevo éxodo y a la nueva alianza se invita a la humanidad entera. No desembocan, por tanto, en la formación de un nuevo pueblo, sino en la de una nueva humanidad. La comunidad tiene conciencia de pertenecer a ella.
Lo específico cristiano (todos nosotros) es la experiencia y participación del amor-vida que está en Jesús (16). El Hijo, heredero universal (14), hace a los suyos partícipes de su misma herencia. La prueba palpable de la realidad y de la acción de Jesús es el amor que existe en la comunidad; se muestra en una actividad como la suya, que lleva a realizar el designio divino, es decir, a trabajar por la plenitud humana.

La nueva comunidad humana existe en virtud de la nueva y directa relación del hombre con Dios (nueva alianza), inaugurada y hecha posible por Jesús (17). La antigua relación, mediada por la Ley mosaica, ha caducado. Gracias a la obra de Jesús pueden existir en los hombres el amor y la lealtad propios de Dios mismo (14); con ello culmina la obra creadora de Dios y se establece la nueva relación/alianza. La Ley era exterior, el amor es interior y transforma al hombre, haciéndose constitutivo de su ser (Jr 31,31-34; Ez 36,25-28). El código externo pierde su validez y su razón de existir.

Colofón (18). Moisés y todos los intermediarios de la antigua alianza habían tenido sólo un conocimiento mediato de Dios (Éx 33,20-23). Por eso la Ley no consiguió reflejar la realidad de Dios. Todas las explicaciones de Dios dadas antes de Jesús eran parciales o falsas: el AT era sólo anuncio, preparación o figura del tiempo del Mesías.

La teología del hombre-imagen de Dios queda superada; el proyecto creador sólo llega a su término con el Hombre-Hijo, a quien el Padre comunica su propia vida/amor. Únicamente Jesús, el Hijo único/amado, que tiene la condición divina, puede expresar lo que Dios es: el Padre que está total e incondicionalmente a favor del hombre, el que, por amor, le comunica su propia vida. Jesús lo explica con su persona y actividad. Él es el punto de partida, el único dato de experiencia de alcance del hombre para conocer al verdadero Dios. Toda idea de Dios que no corresponda a lo que es Jesús es un invento humano sin valor. Jesús es, de modo inseparable, la verdad del hombre y la verdad de Dios: manifiesta lo que es el hombre por ser la realización plena del proyecto creador, el modelo de Hombre; manifiesta lo que es Dios haciendo presente y visible el amor incondicional del Padre, al entregar su vida para dar vida a los hombres. 

LECTURAS DEL MARTES 30 DE DICIEMBRE DEL 2014.

PRIMERA LECTURA: Primera Carta del apóstol san Juan 2, 12-17

12OS digo, hijos, que vuestros pecados están cancelados por obra suya.
13OS digo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
            Os digo, jóvenes, que ya habéis vencido al Malo.
14OS repito, hijos, que ya conocéis al Padre.
Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio.
Os repito, jóvenes, que sois fuertes, que el mensaje de Dios está en vosotros y que ya habéis vencido al Malo.
15No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Quien ama al mundo no lleva dentro el amor del Padre, 16 porque de todo lo que hay en el mundo -los bajos apetitos, los ojos insaciables, la arrogancia del dinero- nada procede del Padre, procede del mundo, y el mundo pasa y su codicia también. 17En cambio, quien realiza el designio de Dios permanece para siempre. 
EXPLICACIÓN.

12-14. Os digo (12), lit. «Os escribo». Os repito (14), lit. «Os escribí», refiriéndose a las frases anteriores. Aparentemente, el autor se dirige a varios grupos dentro de la comunidad. Sin embargo, lo que de cada grupo afirma es aplicable a todos los miembros de ella y son temas que se encuentran en otros puntos de la carta. Por otra parte, se entendería una distinción entre «padres» e «hijos», pero resultaría inexplicable añadir a ella la categoría «jóvenes»; por lo demás, de estos tres apelativos solamente «hijos» (2,28; 3,7,18; cf. 2,18, lit. «chiquillos») se repiten en la carta; los «padres» y los «jóvenes» no vuelven a mencionarse.

Esto exige otra interpretación: la designación hijos (2,12; en 2,14, lit. «chiquillos») designa a los miembros de la comunidad en cuanto han nacido de Dios. Este origen causa, respecto al pasado, la liberación de los pecados/injusticias, obstáculo para la relación con Dios (12; cf. 1,9) y, respecto al presente, el conocimiento del Padre (d. 2,3), es decir, la experiencia de Dios como Padre por el don del Espíritu recibido, que los constituye hijos.

Estos hijos de Dios son calificados al mismo tiempo de «padres» y de «jóvenes», doble denominación que parece estar en paralelo con la que se ha usado para el mandamiento/mensaje, que es al mismo tiempo «antiguo» y «nuevo» (2,7.8). La comunidad es «antigua» (padres), porque conoce al que existía desde el principio, el proyecto divino (cf. 1,1), realizado por primera vez en Jesús; es ·decir, su existencia entronca con lo que es anterior a toda Ley y tradición (posible alusión a la tradición judía, fundada en los «padres» patriarcas); ellos mismos son su tradición. Es al mismo tiempo «nueva» (jóvenes), porque posee un vigor, el de la fe y el Espíritu, que la hace capaz de practicar el mensaje del amor (]n 13,34), venciendo la oposición y el halago del mundo (cf. 5,4; Jn 12,31; 16,33) (13b.14c).
15-17. Primero de los grandes enemigos del mensaje de Dios. Pone en guardia a los destinatarios: la vida cristiana descrita antes (12-14), basada en el amor que comunica el Padre (15), es incompatible con el mundo, es decir, con el estado de cosas creado por los hombres, basado en el egoísmo, el deseo de poseer y el lujo insultante. Los bajos apetitos, lit. «el deseo de la carne»; este último término significa en Jn el hombre débil sujeto a la muerte; pero, además, el hombre-carne, carente del Espíritu de Dios, es juguete del mal y de la ambición. El término apetitos traduce el gr. epithymia; el adjetivo bajos condensa el significado de carne. Los ojos insaciables, lit. «el deseo de los ojos». La arrogancia del dinero: el término gr. bios significa en este contexto «los medios de vida», «la fortuna». Nada de esto procede del Padre (16), el dador de vida; es decir, nada de eso procura ni acrecienta en el hombre la vida definitiva, en que consiste su realización. 

Salmo. 96,7-10.

7Tributad al Señor, familias de los pueblos,
tributad al Señor gloria y poder.
8Tributad al Señor la gloria de su nombre,
entrad en sus atrios trayéndole ofrendas.
9Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra entera.
10Decid a los paganos: El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no vacilará;
él gobierna los pueblos rectamente. 

Explicación.
 
96,7-9 El autor toma los dos primeros versos del Sal 29, sustituyendo las "divinidades" por "familias de pueblos". Añade el tema del tributo y vasallaje y ensancha el horizonte a toda la tierra.
96,10 La segunda frase está tomada del Sal 93,1, la tercera falta en el paralelo 1 Cr 16,31; algunos suprimen ambas para que quede el clamor escueto. 
 
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13.


Evangelio. Lucas 2,36-40.

36 Había también una profetisa. Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Esta era de edad muy avanzada: de casada había vivido siete años con su marido
37 y luego, de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día.
38 Presentándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
39 Cuando dieron término a todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su pueblo de Nazaret.
40 El niño, por su parte, crecía y se robustecía, llenándose de saber, y el favor de Dios descansaba sobre él.


EXPLICACIÓN.

 Ana (36), arraigada en el pasado (genealogía) y en la institución (vive en el templo). Viuda (37), cf. Jr 51,5. Simeón continúa la línea del cántico de María (caída-levantamiento); Ana, la de Zacarías (la liberación de Jerusalén de los enemigos externos) (38).

María y José cumplen los ritos legales, pero la consagración del niño no dependía de ceremonias (1,35). Vuelta a Nazaret (39).

En Jesús hay crecimiento físico y un saber divino. El Espíritu preparaba a Juan para ser profeta (1,15). La sabiduría va dando a Jesús una visión profunda del plan de Dios. La presencia continua del favor divino indica una limpidez sin obstáculos. (40).

LECTURAS DEL LUNES 29 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Primera Lectura:1 Juan 2:3-11
 

3Esta es la señal de que conocemos a Dios, que cumplimos sus mandamientos. 4Quien dice: « Yo lo conozco», pero no cumple sus mandamientos, es un embustero y no lleva dentro la verdad. 5En cambio, en uno que cumple su mensaje, el amor de Dios queda realizado de veras: ésa es la señal de que estamos unidos a él; 6quien habla de habitar en él tiene que proceder como procedió Jesús.
7 Amigos míos, no os comunico un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que habéis tenido desde el principio; ese antiguo mandamiento es el mensaje que escuchasteis. 8Por otra parte, el mandamiento que os comunico es nuevo, cosa que es verdad de él y de nosotros; la prueba es que se van disipando las tinieblas y la luz verdadera ya brilla.
9Quien dice estar en la luz mientras odia a su hermano, no ha salido de las tinieblas. 10Quien ama a su hermano habita en la luz, y en la luz no se tropieza. 11 En cambio, quien odia a su hermano está en las tinieblas y camina en las tinieblas sin saber adónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

EXPLICACIÓN.

Conocer a Dios (3) significa en los profetas practicar la justicia, defender al oprimido (cf. Jr 22,15b-17 LXX; Os 4,1-2; Jn 8,54). Es un conocimiento por sintonía (cf. 2,29); de ahí que no conoce a Dios quien no practica el amor según las exigencias de la realidad que encuentra (sus mandamientos) (3-4). Cumplir este mensaje realiza plenamente al hombre (5). Por eso, el criterio último de conducta está en la vida y actividad de Jesús, que dio su vida por amor a los hombres; el nombre sin título alguno designa al Jesús histórico (6). El pasaje se opone al privilegiado «conocimiento de Dios» (gnosis) de que blasonaban los disidentes, separado del compromiso con el hombre. "Conocer a Dios» no es monopolio de un círculo elegido: todos aquellos que practican el amor a los demás, conocen a Dios.

Amigos míos, lit. «amados». El mandamiento de Dios, el amor a los demás, ha sido imperativo perenne de la humanidad (antiguo) (7), pero ahora es nuevo (cf. Jn 13,34: igual que yo os he amado), por haber sido llevado a su máximo en Jesús y haberse hecho interpelación directa en su persona. La práctica de ese amor es el germen de una sociedad nueva, de una nueva edad (se van disipando las tinieblas, etc.) (8).

Tres tipos: el que dice (9), el que ama (10), el que odia (11). Estar en la luz equivale a cumplir el mandamiento del amor. En la luz (lit. «en ella») no hay tropiezo/no se tropieza, cf. Jn 11,9s. Quien no ama a su hermano no conoce a Dios (está en las tinieblas), lleva una vida falsa, sin rumbo, porque el odio pervierte la mente y la actividad del hombre y le impide proponerse y alcanzar su propia realización.

Salmo Responsorial:Salmo 96:1-6

(Sal 98; Is 44-55) 
 

1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria.
3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
4Porque es grande* el Señor
y muy digno de alabanza;
más temible que todos los dioses.
5Pues los dioses de los paganos son apariencia,
mientras que el Señor hizo los cielos.
6Honor y Majestad están en su presencia,
Fuerza y Belleza en su santuario. 
Explicación.
96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazosusados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro.
96,4 Que infunde temor o reverencia: Sal * O: muy famoso.
96,6 Por el contexto sacamos que se refiere al santuario celeste, del cielo que él hizo. 
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13. 
Evangelio:Lucas 2:22-35

PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.

22 Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal y como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor)
24 y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones).
25 Había por cierto en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo descansaba sobre él.
26 El Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del Señor.
27 Impulsado por el Espíritu fue al templo y, en el momento en que entraban los padres con el niño Jesús para cumplir con él lo que era costumbre según la Ley,
28 él lo cogió en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 -Ahora, mi Dueño, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que has puesto a disposición de todos los pueblos:
32 una luz que es revelación para las naciones
y gloria para tu pueblo, Israel.

33 Su padre y su madre estaban sorprendidos por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
- Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como bandera discutida
35 -y a ti, tus anhelos te los truncará una espada-; así quedarán al descubierto las ideas de muchos.

Explicación.

Las profecías sobre Jesús no se hacen al tiempo de su circuncisión (cf. 1,64.67), sino en Jerusalén, en el templo (22). José y María siguen integrando a Jesús en la cultura y religión judía. Pretenden cumplir con él todos los requisitos de la Ley. Todo primogénito varón debía ser consagrado a Dios (Éx 13,2.12.15) para el servicio del santuario (más tarde reservado a la tribu de Leví; Nm 3,12) y rescatado mediante el pago de una suma (Nm 18,15s); Lc no describe los ritos ni menciona el rescate (22-24). Tórtolas, pichones, sacrificio expiatorio de los pobres (Lv 12,8).

Dos figuras: Simeón y Ana. Simeón, justo (cf.16), participa de la expectación mesiánica (el Consuelo = el Mesías) cf. Is 40,1; 63,13s) (25); va al templo porque lo lleva el Espíritu, para encontrarse con Jesús. Cántico (29-32), profecía sobre Jesús. Ahora, cf. 2,11: "hoy". El ámbito de la salvación rebasa Israel (31) (no en María y Zacarías). El Mesías-luz librará a los paganos de las tinieblas/opresión (Is 25,7; 40,5; 42,6, etc); Israel, iluminado por él, alcanzará la gloria a que Dios lo destinaba (Is 46,13; 45,25).

Sorpresa de María y José (33). Palabras de Simeón a María (34s): levantar, caer, lo expresado por ella en su cántico (1,52s); alusión a la piedra que hace tropezar (Is 8,14) y que se convierte en cimiento (Is 28,6; Lc 20,17s). Bandera discutida, señal o estandarte al que se dará o negará la adhesión (Is 11,10.12); la contradicción lo llevará a la cruz. Tus anhelos los truncará (una espada) (35: lit. "traspasará tu psykhê": el término psykhê, traducción de nephesh, significa entre otras cosas "ansia, anhelo", cf. Sal 107,9): la madre/Israel experimentará en la muerte de Jesús el fracaso de la salvación que esperaba, cuya consecuencia será la ruina del pueblo (cf. Ez 14,17); la espada puede aludir a la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, que echa abajo para siempre la esperanza de una restauración gloriosa. La cruz pondrá de manifiesto las perversas intenciones de muchos en Israel.

LECTURAS DEL DOMINGO 28 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-7.12-14):


2Pues el Señor da al padre honra frente a los hijos
y afirma la autoridad de la madre sobre su prole.
3El que honra a su padre expía sus pecados,
el que respeta a su madre acumula tesoros;
5el que honra a su padre se alegrará de sus hijos,
y cuando rece, será escuchado;
6quien honra a su padre tendrá larga vida,
quien da descanso a su madre obedece al Señor; 
7quien respeta al Señor honra a sus padres
y sirve a sus padres como a señores.
12Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre,

no lo abandones mientras vivas;
13aunque chochee, ten indulgencia;
no lo abochornes mientras viva.
14La limosna del padre no se olvidará,
será tenida en cuenta para pagar tus pecados;

 Explicación.

3,1-2 El maestro asume el papel de padre, tratando a los alumnos de hijos; prolongando así la actividad de los padres que ejercieron el papel de maestros: Prov 1,6; 2,1; 3,1; 4,1.10; 5,1; 10,1. La autoridad de los padres es institución divina para la salvación.

3,3-7 Los cuatro versos repiten el término "honrar'. El término hebreo abarca tanto el respeto a su autoridad como el sustento en su necesidad: véase Mt 15,4-6. La distinción "padre y madre" tiene función formal: todos los consejos valen para ambos, la madre está situada al mismo nivel. El último verso, según costumbre del autor, vincula el precepto al respeto debido a Dios. En el v. 6 comienza el texto hebreo conservado: cfr. Ex 20,12. 

3,12-15 Tercera estrofa. La conducta inculcada debe durar toda la vida, también cuando el padre es anciano y el hijo maduro (Prov 23,22). Incluye como antes el aspecto genérico de ayuda, "no lo abandones", y el de honor, "no lo abochornes" (Prov 30,17). Parece adelantarse a una objeción o pregunta: ¿qué hacer cuando el padre mismo se deshonra con la chochera? Dos versos introducen el tema de la limosna: no hecha al padre, sino hecha por él. Cuando el padre es anciano e incapaz de ayudar, la limosna que hizo permanece como un capital de ayuda y protección, incluso más que los tesoros. "Expiar' y "pecados" hacen eco al v. 3. 

Salmo. 128,1-5.

1 ¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
2Comerás de la fatiga de tus manos,
serás dichoso, te irá bien.
3Tu mujer como parra frondosa
en la intimidad de tu casa,
tus hijos como renuevos de olivo
alrededor de tu mesa.
4Ésa es la bendición del varón
que respeta al Señor.
5Que te bendiga el Señor desde Sión.
y gozarás de la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida,
128 Género y colocación. Bienaventuranza que canta la felicidad de la vida familiar en el contexto de Jerusalén e Israel. El paradigma de la dicha está expresado con el
doble "dichoso" (1.2), el doble "bendecir" (4.5), el doble "bien" (2.5b) y el final "paz". Por su colocación, completa y corrige el precedente: menciona la esposa y exalta el valor del trabajo humano; no será "en vano" si lleva la bendición de Dios. La vida familiar está reducida a lo elemental: es monógamo y de familia numerosa. El padre atiende al trabajo, la madre a la casa; la mesa simboliza y realiza la unidad familiar.
Las dos imágenes son vegetales, parra y olivo; sugieren lozanía, fecundidad, crecimiento. Parra o vid es imagen tradicional: p. ej. Is 5,1-7; Ez 19,10s. En un segundo momento, tanto la vid como el olivo pueden simbolizar a Israel: Jr 11,16. A través de dicho simbolismo pasamos al final del salmo: Jerusalén es la madre, Israel son los hijos.
128,1 Son correlativos respetar al Señor y seguir los caminos que él nos traza.
128,2 Es bendición trabajar produciendo y disfrutar de lo producido: Is 65,21-23; Am 9,14.

Trasposición cristiana.
 La clave se encuentra en el símbolo matrimonial de Cristo y la Iglesia, según Ef 5. También es aplicable al sacramento del matrimonio, que renueva la bendición genesíaca.
En clave escatológica: el cristiano disfrutará del fruto de su fatiga: Rom 8,18; Ap 14,13.

Segunda Lectura. Colosenses 3,12-21 o Colosenses 3,12-17.

12En vista de eso, como elegidos de Dios, consagrados y predilectos, vestíos de ternura entrañable, de agrado, humildad, sencillez, tolerancia; 13conllevaos mutuamente y perdonaos cuando uno tenga queja contra otro; el Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo. 14Y, por encima, ceñíos el amor mutuo, que es el cinturón perfecto. 15Interiormente, la paz del Mesías tenga la última palabra; a esta paz os han llamado como miemtros de un mismo cuerpo. Sed también agradecidos. 16El mensaje del Mesías habite entre vosotros en toda su riqueza: enseñaos y aconsejaos unos a otros lo mejor que sepáis; con agradecimiento cantad a Dios de corazón salmos, himnos y cánticos inspirados; 17y cualquier actividad vuestra, de palabra o de obra, hacedla en honor del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
  18Mujeres, sed dóciles a vuestros maridos, como conviene a cristianas. 19Maridos, amad a vuestra mujeres y no seáis agrios con ellas.
              20Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, que da gusto ver eso en los cristianos. 21Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se depriman.


EXPLICACIÓN.

Relaciones humanas en la humanidad nueva: los sentimientos mutuos han de ser los que contribuyen a la unión y facilitan la convivencia. La consagración o pertenencia a la esfera de Dios, que en 1,2 exigía la fe y la esperanza, desemboca aquí en el amor de unos por otros (12-13). Las buenas disposiciones hacia los demás se comparan a prendas de vestir; las mantiene unidas y en su sitio el cinturón o faja, que es el amor mutuo (14). Tenga la última palabra, lit. "arbitre/sea árbitro". El Señor no llama a una espiritualidad individualista, sino a vivir como miembros de una comunidad (15). Han de ser cristianos a fondo, dejando que toda la vida quede penetrada por el amor mutuo; para ello, ayuda recíproca en un ambiente de alegría y de agradecimiento a Dios (16). Alegría y gratitud en la reunión cristiana y lo mismo en la actividad (17)

Aplicaciones concretas de la actitud cristiana a los diferentes estados de vida (3,18-4,1).

Evangelio. Lucas 2,22-40 o Lucas 2,22.39-40.

PRESENTACIÓN EN EL TEMPLO.

22 Cuando llegó el tiempo de que se purificasen conforme a la Ley de Moisés, llevaron al niño a la ciudad de Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal y como está prescrito en la Ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor)
24 y ofrecer un sacrificio (conforme a lo mandado en la Ley del Señor: Un par de tórtolas o dos pichones).
25 Había por cierto en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo descansaba sobre él.
26 El Espíritu Santo le había avisado que no moriría sin ver al Mesías del Señor.
27 Impulsado por el Espíritu fue al templo y, en el momento en que entraban los padres con el niño Jesús para cumplir con él lo que era costumbre según la Ley,
28 él lo cogió en brazos y bendijo a Dios diciendo:
29 -Ahora, mi Dueño, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
30 porque mis ojos han visto la salvación
31 que has puesto a disposición de todos los pueblos:
32 una luz que es revelación para las naciones
y gloria para tu pueblo, Israel.
33 Su padre y su madre estaban sorprendidos por lo que se decía del niño.
34 Simeón los bendijo y dijo a María su madre:
- Mira, éste está puesto para que en Israel unos caigan y otros se levanten, y como bandera discutida
35 -y a ti, tus anhelos te los truncará una espada-; así quedarán al descubierto las ideas de muchos.
36 Había también una profetisa. Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Esta era de edad muy avanzada: de casada había vivido siete años con su marido
37 y luego, de viuda, hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día.
38 Presentándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
39 Cuando dieron término a todo lo que prescribía la Ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su pueblo de Nazaret.
40 El niño, por su parte, crecía y se robustecía, llenándose de saber, y el favor de Dios descansaba sobre él.


EXPLICACIÓN.

Las profecías sobre Jesús no se hacen al tiempo de su circuncisión (cf. 1,64.67), sino en Jerusalén, en el templo (22). José y María siguen integrando a Jesús en la cultura y religión judía. Pretenden cumplir con él todos los requisitos de la Ley. Todo primogénito varón debía ser consagrado a Dios (Éx 13,2.12.15) para el servicio del santuario (más tarde reservado a la tribu de Leví; Nm 3,12) y rescatado mediante el pago de una suma (Nm 18,15s); Lc no describe los ritos ni menciona el rescate (22-24). Tórtolas, pichones, sacrificio expiatorio de los pobres (Lv 12,8).

Dos figuras: Simeón y Ana. Simeón, justo (cf.16), participa de la expectación mesiánica (el Consuelo = el Mesías) cf. Is 40,1; 63,13s) (25); va al templo porque lo lleva el Espíritu, para encontrarse con Jesús. Cántico (29-32), profecía sobre Jesús. Ahora, cf. 2,11: "hoy". El ámbito de la salvación rebasa Israel (31) (no en María y Zacarías). El Mesías-luz librará a los paganos de las tinieblas/opresión (Is 25,7; 40,5; 42,6, etc); Israel, iluminado por él, alcanzará la gloria a que Dios lo destinaba (Is 46,13; 45,25).

Sorpresa de María y José (33). Palabras de Simeón a María (34s): levantar, caer, lo expresado por ella en su cántico (1,52s); alusión a la piedra que hace tropezar (Is 8,14) y que se convierte en cimiento (Is 28,6; Lc 20,17s). Bandera discutida, señal o estandarte al que se dará o negará la adhesión (Is 11,10.12); la contradicción lo llevará a la cruz. Tus anhelos los truncará (una espada) (35: lit. "traspasará tu psykhê": el término psykhê, traducción de nephesh, significa entre otras cosas "ansia, anhelo", cf. Sal 107,9): la madre/Israel experimentará en la muerte de Jesús el fracaso de la salvación que esperaba, cuya consecuencia será la ruina del pueblo (cf. Ez 14,17); la espada puede aludir a la destrucción de Jerusalén por el ejército romano, que echa abajo para siempre la esperanza de una restauración gloriosa. La cruz pondrá de manifiesto las perversas intenciones de muchos en Israel.

Ana (36), arraigada en el pasado (genealogía) y en la institución (vive en el templo). Viuda (37), cf. Jr 51,5. Simeón continúa la línea del cántico de María (caída-levantamiento); Ana, la de Zacarías (la liberación de Jerusalén de los enemigos externos) (38).

María y José cumplen los ritos legales, pero la consagración del niño no dependía de ceremonias (1,35). Vuelta a Nazaret (39).

En Jesús hay crecimiento físico y un saber divino. El Espíritu preparaba a Juan para ser profeta (1,15). La sabiduría va dando a Jesús una visión profunda del plan de Dios. La presencia continua del favor divino indica una limpidez sin obstáculos. (40). 

LECTURAS DEL SÁBADO 27 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Primera Lectura:1 Juan (1,1-4)

1Lo que existía desde el principio,
lo que hemos oído,


lo que han visto nuestros ojos,
lo que contemplamos y palparon nuestras manos
acerca de la Palabra, que es la vida,
2_porque la vida se ha manifestado,
la hemos visto, damos testimonio
y os anunciamos la vida definitiva,
la que se dirigía al Padre
y se ha manifestado a nosotros-
3eso que hemos visto y oído
os lo anunciamos también a vosotros
para que vosotros lo compartáis con nosotros;
y nuestro compartir
lo es con el Padre y con su Hijo, Jesús Mesías.
4Os escribimos esto
para que nuestra alegría llegue a su colmo.

EXPLICACIÓN.

1-4. Comienzo insólito. No se menciona al remitente ni a los destinatarios; tampoco habrá una despedida (cf. 5,21). Este documento no es una carta en el sentido ordinario, pero tampoco es un tratado; su tono es personal y concreto (cf. 2,1). El escritor supone que sus lectores conocen el Evangelio de Juan o, al menos, están familiarizados con el modo de hablar de las comunidades joaneas. Los términos «la Palabra», «luz», «amor», «vida» no adquieren su pleno sentido si no se conoce el uso que hace de ellos el cuarto Evangelio.

Es notable que el autor utilice en su exposición el género neutro (1: Lo que existía; 3: eso que hemos visto). Esto puede indicar que la vida de que trata no es solamente la que se manifestó en la persona de Jesús, sino también, de modo más general, la que, por su obra, existe y se manifiesta en las comunidades cristianas.

De este modo, el proyecto divino primordial (desde el principio) sobre el hombre se ha hecho perceptible, realizado en Jesús (]n 1,1.2.14) y, en diferente medida, en los suyos; el autor, como miembro de un grupo (nosotros), ha tenido experiencia directa y sensible de su realidad (nuestros ojos, nuestras manos); lo que contemplamos (cf. Jn 1,14) denota una visión que percibe el significado de lo que ve; palparon, cf. Lc 24,39. Esa Palabra, que formula el proyecto y se convierte en mensa contiene la vida (1).

Inciso que justifica la posibilidad de la experiencia anterior y explica la calidad de la Palabra/vida (2). Ésta se ha manifestado y es objeto del anuncio del autor, que reafirma su experiencia directa de ella (la vemos visto); es vida de tal calidad y plenitud que es capaz de superar la muerte física (la vida definitiva). Esa vida, en cuanto palabra/proyecto se dirigía al Padre, fuente de la vida; en cuanto presente en Jesús y en los suyos, se ha manifestado.

Terminado el inciso, enlaza con v. 1. Eso que hemos visto y oído (3), resumen que insiste en el testimonio personal que funda el anuncio cuyo propósito es que el autor y sus destinatarios compartan esa vida el término gr. koinônia significa un compartir activo, por parte tanto del receptor como del dador. No sólo eso, esa vida se comparte con Dios Padre y con Jesús; «la vida definitiva» es la vida divina, el Espíritu de Dios. Padre, denominación de Dios propia de los que tienen la experiencia de ser «hijos»; su Hijo, igualdad con el Padre (Jn 1,14); Jesús, realidad histórica; Mesías, ungido con el Espíritu y encargado de una misión salvadora.

La carta pretende asegurar esa comunidad de vida, que colmará la alegría del autor (nuestra, l.v. más probable que «vuestra-) (4); se adivina que éste siente cierta preocupación y quiere asegurar la unión de este grupo con él, estimando ser ésta la única manera de que la tenga con Dios y con Jesús; se perfila la presencia de otros que ofrecen la unión con Dios sobre supuestos diferentes de los del autor (cf. 2,18-28).

Salmo. 97,1-2.5-6.11-12.

1EI Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.
2Nubes y nubarrones lo rodean,
Justicia y Derecho sostienen su trono.
5Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Dueño de toda la tierra.
6Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. 

11 Amanece la luz para el honrado
y la alegría para los rectos de corazón.
12Festejad, justos, al Señor,
dad gracias a su nombre santo.  
Explicación.

97,1 "Islas"o costas: el mundo occidental mediterráneo; tema favorito de Isaías 11: 41, 1.5; 42,4.10.12; 49,1; 51,5.
97,2 Los "nubarrones" pueden ser parte del aparato teofánico: Dt 4,11; JI 2,2; Sof 1,15. El Señor se muestra ... encubierto. Para el estrado o basamento del trono: Prov 16, 12; 20,28; 25,5. 
97,5 "Como cera" Sal 68,3; Miq 1,4; quizá imagine los ríos de lava de un volcán.
97,6 Los cielos hacen de testigos notariales: Sal 50,6. La "gloria" de la teofanía: compárese con Is 35,2; 40,5. 
97,11 "Amanece" corrigiendo una consonante, como Sal 112,4.

Trasposición cristiana.
Heb 1,6 aplica a Cristo el v. 7 según la versión griega. Mt 25, 31-46 dramatiza en escena un juicio final. Lc 21,28 da a entender que para los elegidos será un momento de dicha. 
Evangelio. Juan 20,1-8.
1. El primer día de la semana, por la mañana temprano, todavía en tinieblas fue María Magdalena al sepulcro y vio la losa quitada.
2. Fue entonces corriendo a ver a Simón Pedro y también al otro discípulo, el predilecto de Jesús, y les dijo:
- Se han llevado al Señor del Sepulcro y no sabemos dónde lo han puesto.
3. Salió entonces Pedro y también el otro discípulo y se dirigieron al sepulcro.
4. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó, corriendo más de prisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro.
5. Asomándose vio puestos los lienzos; sin embargo, no entró.
6. Llegó también Simón Pedro siguiéndolo, entró en el sepulcro y contempló los lienzos puestos,
7. y el sudario, que había cubierto su cabeza, no puesto con los lienzos, sino aparte, envolviendo determinado lugar.
8. Entonces, al fin, entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro, vio y creyó.
Explicación.
Terminada la creación (19,30) y preparada la verdadera Pascua (19,31-42), comienza sin interrupción el nuevo ciclo: el de la creación nueva y la Pascua definitiva. Prescinde Jn del dato cronológico exacto, para subrayar que el tiempo mesiánico sigue inmediatamente a la muerte de Jesús. “El último día” de la cruz viene representado ahora como el primer día (1), que abre el tiempo nuevo. Por la mañana temprano indica un momento en que ya hay luz (18,28); dato inconciliable con todavía en tinieblas; pero en Jn la tiniebla designa la ideología contraria a la verdad de la vida (1,5; 3,19; 6,17; 12,35). María va al sepulcro creyendo que la muerte ha triunfado; espera encontrar el cadáver de Jesús. Alusión al Cantar 3,1, de la esposa: “lo busqué y no lo encontré”. La losa puesta habría sido el sello de la muerte definitiva (cf. 11,38s.41), pero la historia de Jesús no se ha cerrado.

Alarma de María (2). Avisa a los dos discípulos por separado; la muerte de Jesús ha provocado la dispersión (16,32). Conclusión de lo que ha visto: se han llevado al Señor. No entiende lo que era señal de vida (el sepulcro abierto); para ella, el Señor, muerto, está a merced de lo que quieran hacer con él. El plural no sabemos muestra a la comunidad desorientada.

Igual reacción de ambos discípulos, ir al sepulcro (3-4). Correr juntos, común adhesión a Jesús. Diferencia: el amigo de Jesús se adelanta a Pedro. Las dos veces que hasta ahora Pedro y el discípulo predilecto han aparecido juntos (13,23-25; 18,15ss) Jn ha dado la ventaja al segundo. Corre más de prisa el que ha sido testigo del fruto de la cruz (19,35). Pedro no concibe aún la muerte como muestra de amor y fuente de vida (12,24).

El discípulo ve puestos los lienzos (5), como sábanas en el lecho nupcial; ya no atan a Jesús (19,40). Distingue la señal de la vida, pero no la comprende. Deberían deducir que Jesús se ha marchado solo (cf. 11,44, de Lázaro: “Desatadlo y dejadlo que se marche”), pero no conciben que la vida pueda vencer a la muerte.

El discípulo no entra en el sepulcro, va a ceder el paso a Pedro. Después de las negociaciones de éste (18,15-17,25), es un gesto de aceptación y reconciliación. Pedro sigue al otro discípulo (6); el que es amigo de Jesús marca el camino. Ve también los lienzos puestos; descubre, además, el sudario, símbolo de muerte (11,44, de Lázaro), pero colocado aparte: envolviendo determinado lugar (7). La expresión es extraña, indicando un segundo sentido. “El lugar” denota en Jn el templo de Jerusalén (4,20; 5,13; 11,48) o, por contraste, el lugar donde se encuentra Jesús, nuevo santuario (6,10.23; 10,40, etc.). Aquí este “lugar”, separado del que es propio de Jesús, designa el templo. Al matar a Jesús han intentado suprimir la presencia de Dios; con ello han condenado su propio templo a la destrucción (cf. 2,19). La muerte, vencida por Jesús, amenaza sin remedio a la institución que lo condenó. No hay reacción de Pedro ante los signos.

Insiste Jn en la deferencia del otro discípulo (8: el que había llegado antes), que muestra una actitud de amor como la de Jesús. Al ver las señales, comprende: la muerte no ha interrumpido la vida, simbolizada por el lecho nupcial preparado. Ahora cree y ve así la gloria/amor de Dios (11,40), que da vida definitiva. Nuevo contraste entre los dos discípulos; sólo cree el segundo.
Jn se refiere al pasaje de Is 26,19-21 (9), al que aludía en 16,16: “Dentro de poco dejaréis de verme, pero un poco más tarde me veréis”, y en el que decía el profeta: “Resucitarán los muertos … el Señor va a salir de su morada”. No sabían que se ha producido el nacimiento del Hombre (16,21).
SÍNTESIS.

Jesús ha muerto, pero no es un cadáver. El sepulcro es un pasado que remite al presente. No se puede vincular la memoria de Jesús a un lugar determinado ni erigirle un monumento como a un difunto ilustre. Su historia no ha terminado. Dificultad en creer que la vida vence a la muerte. 

LECTURAS DEL VIERNES 26 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-59):

68 Esteban, lleno de gracia y de fuerza, realizaba grandes prodigios y señales en medio del pueblo.
9 Entonces, algunos de la sinagoga llamada de los Libertos, con algunos de Cirene y de Alejandría y otros oriundos de Cilicia y de Asia, se pusieron a discutir con Esteban,
10 pero no lograban hacer frente al saber y al Espíritu con que hablaba.

754 Oyendo sus palabras se recomían por dentro y rechinaban los dientes contra él.
55 Pero Esteban, que estaba lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios,
56 y dijo:
                   - Estoy contemplando el cielo abierto y al Hombre de pie a la derecha de Dios.
                  57 Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos y, todos a una, se abalanzaron sobre él,
58 lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos depusieron sus mantos a los pies de un joven llamado Saulo
59 y se pusieron a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación:
                  - Señor Jesús, recibe mi espíritu.
                  
 
Explicación.

En contraste con la situación pacífica de la iglesia de Jerusalén aparece la figura de Esteban, portavoz del grupo helenista, cuya actividad se describe en los mismos términos que la de los apóstoles (8, cf. 5,12), y la reacción airada de las sinagogas formadas por judíos de la diáspora (9).

                   Se cumple a la letra la promesa de Jesús (10, cf. Lc 21,15, comp. con Hch 4,14). La rec. Occ. precisa todavía: "pues sus argumentos eran rebatidos por él con toda valentía" (cf. 4,29, com v.31).

En contraste con lo sucedido en el caso de los apóstoles (5,33ss), nadie sale en defensa de Esteban (54). Se subraya por quinta vez la calidad eximia de este personaje (55a, cf. 6,3.5.8.10). El cielo avala la denuncia hecha por Esteban, siendo Jesús en su calidad de "el Hombre" quien asume su defensa (55b-56, cf. Lc 22,69).

                      El tribunal considera una blasfemia el dicho de Esteban (57). Primero se produce un conato de linchamiento, a cargo de los amotinados (58a). Luego aparecen los testigos encargados de la lapidación de Esteban, quienes dan visos de legalidad a su ejecución (58b-59a). La acción de "deponer los mantos a los pies de Saulo", en lugar de desnudar al reo, según prescribe la Misná, anticipa la transmisión de poderes y su fusión en una sola mano que tendrá lugar más tarde (cf. 9,1s; 22,5; 26,10.12). Se presenta, así, a un nuevo personaje, Saulo, como perseguidor por antonomasia de la comunidad helenista. La rec. occ. le confiere representatividad: "cierto joven", personificación del fanatismo creciente del judaísmo helenista más ortodoxo. Saulo no es un simple adolescente, sino que hace uso del poder que acaba de serle conferido: también él "daba su aprobación" (recordado en 22,20), la expulsión fuera de la ciudad (58a, cf. Lc 4,29 y 20,15, prolepsis), la invocación a Jesús/Dios (59b, cf. Lc 23,46a), la exculpación de los enemigos (60a, cf. Lc 23,34a), la libre aceptación de la muerte (60b, cf. Lc 23,46b).


Salmo. 31,3-4.6.8.17.

3 Préstame oído, ven aprisa a librarme,
sé mi roca de refugio, mi alcázar salvador;
4 que mi peña y alcázar eres tú:
por tu nombre dirígeme y guíame;

6 En tu mano encomendaba mi vida:
y me libraste, Señor, Dios fiel.
8 Festejaré, celebraré tu lealtad,
pues te fijaste en mi aflicción
velaste por mi vida en peligro.

17 Muestra a tu siervo tu rostro radiante,
sálvame por tu lealtad.


Explicación.

31, 2b-5. Se adensa la súplica en siete imperativos de liberación y cuatro sustantivos que componen un espacio metafórico militar o cinegético. El orante se imagina como animal indefenso, acosado por cazadores que intentan matarlo; salta a una peña, busca una roca, cae en la red; alguien lo saca y conduce a lugar seguro (véase v.9). Cabe también la imagen militar recordando las aventuras de David huido por las montañas: 1 Sm 22,4s; 24,23. El paso de una imagen a otra es fluido, las imágenes pierden precisión. "Por tu nombre": puede ser también título o fama; el orante no alega méritos propios, sino peligros, y la fama o prestigio de Dios.

31,6-9. Los verbos del orante. El hifil de pqd es confiar un depósito a un guardián (Lv 5,21.23). Implica que el guardián es fiel (6b) y que uno se fía de él (7b). El orante deposita, no una propiedad preciosa, sino el "aliento" o vida o espíritu (cfr. Nm 27,16). En fuerte contraste están (a la letra) "quienes guardan soplos vanos" (Jn 2,9). Con los verbos del Señor podemos componer una secuencia: libró - se fijó - se ocupó no entregó - estableció. Verbos ricos de paralelos. P. ej. "fijarse en la aflicción": Ex 3,7; 4,31; Dt 26,7; "entregar en poder" 1 Sm 23,11 "establecer", con resonancia de nombrar: Sal 18,34; 30,8. El "espacio" se opone a la estructura (de 8b y 10a). Llamar a los ídolos "soplos" se encuentra en Dt 32,21 y es corriente en Jr.

31,8 Demasiado pronto en el salmo se anticipa la celebración; prepara una pausa.

31,17 "Iluminar el rostro" es mostrarlo benévolo, como el sol un día sereno. La expresión es propia de la bendición (Nm 6,25) y de la súplica: Sal 67,2; 80,4.8.20. Si antes (2) invocaba la justicia, ahora invoca la "lealtad" o misericordia, su correlativa.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El salmo se ha hecho famoso porque el v.6 lo pone Lucas en boca de Cristo agonizante (23,46) y luego en boca de Esteban mártir (Hch 7,59). Dios recibe en depósito una vida, que no se perderá. En la misma línea se puede leer el v.16, y de ahí se extiende a la lectura cristológica y eclesiológica; sólo que corrigiendo el v.18, pues ni Jesús ni esteban piden la muerte de sus enemigos. 

Evangelio. Mateo 10,17-22.

17 Pero tened cuidado con la gente, porque os llevarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas
18 y os conducirán ante gobernadores y reyes por mi causa, como prueba contra ellos y contra los paganos.
                  19 Cuando os entreguen no os preocupéis por lo que vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo que tenéis que decir se os inspirará en aquel momento;
20 porque no seréis vosotros los que habléis, será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por vuestro medio.
                  21 Un hermano entregará a su hermano a la muerte, y un padre a su hijo; se levantarán en el juicio hijos contra padres y los harán morir,
22 y seréis odiados de todos por razón de mi persona; pero aquel que resista hasta el final, ése se salvará.

Explicación.

La prudencia (17, cf. 7,6). Confianza (19-20). Actitudes ante el mensaje (21s). La muerte no es un fracaso (22). 

LECTURAS DEL JUEVES 25 DE DICIEMBRE DEL 2014.

Medianoche
 
Primera Lectura:
Isaías 9:1-6


1El pueblo que caminaba a oscuras
vio una luz intensa,
los que habitaban un país de sombras
se inundaron de luz.
2Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:
gozan en tu presencia, como se goza en la siega,
como se alegran los que se reparten el botín.
3Porque la vara del opresor, el yugo de sus cargas,
su bastón de mando
los trituraste como el día de Madián.
4Porque la bota que pisa con estrépito
y la capa empapada en sangre
serán combustible, pasto del fuego.
5Porque un niño nos ha nacido,

nos han traído un hijo:
lleva el cetro del principado y se llama
"Milagro de Consejero, Guerrero divino,
Jepe perpetuo, Príncipe de la paz".
6Su glorioso principado y la paz no tendrán fin,
en el trono de David y en su reino;
se mantendrá y consolidará
con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.
El celo del Señor de los ejércitos lo realizará.

Explicación.

9,1. En la tiniebla, símbolo del caos y la muerte, surge repentina la luz como en una nueva creación.

9,3. El "día de Madián" es la victoria de Gedeón, cuando las antorchas brillaron en la noche espantando al enemigo (Jue 7).

9,4. Visión impresionista de la guerra, en trazos visual y auditivo.

9,5. El verso más breve y más denso. El verbo está en pasiva, sugiriendo que el dador es Dios. El recién nacido recibe un nombre cuádruple: cuatro oficios de corte -evitando el título de rey- cada uno con una determinación que lo eleva a esfera sobrehumana.

9,6. Se explica el nombre, en un horizonte sin límites, con el centro en la dinastía davídica. No hay falta ni limitación en esa paz y justicia que se dilatan en el espacio y el tiempo. La explicación no recoge el título de "guerrero". Los cristianos aplicaron el texto a Jesucristo. El "celo" o amor apasionado del Señor cumplirá esta promesa (Jl 2,18; Zac 1,14).
          
Salmo Responsorial:
Salmo 96:1-3, 11-13


(Sal 98; Is 44-55) 
 


1Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, la tierra entera;
2cantad al Señor, bendecid su nombre,
pregonad día tras día su victoria.
3Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. 


 11 Alégrense los cielos, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene;
12exulte la campiña y cuanto hay en ella,
aclamen los árboles silvestres
13delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra;
regirá el orbe con justicia
y a los pueblos con fidelidad.  

Explicación.

96,1 Teóricamente, el canto es nuevo la primera vez que se canta, no cuando se repite. ¿Es nuevo un canto hecho de retazosusados? Creo que el autor se mueve con el espíritu de novedad que anima al profeta del destierro. 
96,11 Conforme al contexto, el mugido del mar es festivo: es su voz.
96,12 Es el verso más original, síntesis de lo campestre (Dt 32,13) Y lo silvestre.
96,13 Gobernar incluye el juzgar. El hombre puede fiarse de su gobierno. (Comentaré estos versos en el Sal 98).
Trasposición cristiana.
Se pueden seguir dos pistas: el adviento y el reinado. Dejando la primera para el Sal 98, me fijo en la segunda. El Apocalipsis canta el reinado del Padre y de su Mesías: 11,15.17; 12,10-12; 19,6; véanse también 1 Cor 15,25; Col 1,13. 
 
Segunda Lectura:
Tito 2:11-14


11Porque el favor de Dios se hizo visible, trayendo salvación para todos los hombres; 12nos enseñó a rechazar la vida impía y los deseos mundanos, y a vivir en este mundo con equilibrio, rectitud y piedad, 13aguardando la dicha que esperamos: la venida de Jesús Mesías, gloria del gran Dios y salvador nuestro, 14del que se entregó por nosotros para rescatarnos de toda clases de maldad y purificarse un pueblo elegido, entregado a hacer el bien.

Explicación.

En esta carta, el motivo para la moralidad cristiana no es el impulso del Espíritu (cf. Gál 5,25s), sino el favor de Dios hecho visible en Jesús, maestro de conducta moral, y la esperanza de su venida (11-13). Frutos de la muerte de Jesús (14); purificarse un pueblo elegido; se concibe a la iglesia como un nuevo Israel (cf. Éx 19,5; Dt 14,2; Ez 37,23).

  
Evangelio:
Lucas 2:1-14


1 Por aquel entonces salió un decreto de César Augusto mandando hacer un censo del mundo entero.
2 Este censo fue el primero que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria.
3 Todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad.
4 También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén,
5 para inscribirse en el censo con María, la desposada con él, que estaba en cinta.
6 Mientras estaban ellos allí le llegó el tiempo del parto
7 y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
8 En aquella misma comarca había unos pastores que pasaban la noche al raso velando el rebaño por turno.
9 Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió de claridad y se asustaron mucho.
10 El ángel les dijo:
- No temáis, mirad que os traigo una buena noticia, una gran alegría que lo será para todo el pueblo:
11 hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un salvador, que es el Mesías Señor.
12 Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
13 De pronto se sumó al ángel una muchedumbre del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo:
14-¡Gloria a Dios en lo alto,
y paz en la tierra a los hombres de su agrado!


Explicación.

Censo de Augusto: inserción en la historia universal; alusión a la antigua versión de Sal 87,6: "En el censo de los pueblos, éste nacerá allí". Jesús, hijo legal de José y, a través de él, de David (1-5). Lo envolvió en pañales (7), cf. Sab 7,3-6 (de Salomón): Jesús, heredero de David, plena condición humana; el pesebre (7.12.16), cf. Is 1,3: Israel podrá conocer el pesebre e su Señor; primogénito (7), consagrado al Señor (Éx 3,12). El Mesías que ha de salvar a los humildes (1,52) comparte su condición desde el principio; la salvación se hará desde abajo.

Los partores, despreciados y marginados por la sociedad, sin derechos civiles. La salvación, en primer lugar, para los oprimidos (1,52). La noche (8): cf. 1,79: "tinieblas, sombras de muerte", la opresión; la luz (9), gloria de Dios (Éx 16,6.10), liberación; para todo el pueblo (10): la salvación se comunica de abajo arriba. Hoy (11): se inaugura la etapa final de la historia; salvador, como Dios mismo (1,47); ciudad de David ( cf. Miq 5,1s), no en Jerusalén; señal (12) paradójica: el que va destronar a los poderosos (1,52) no se presenta como un poderoso, sino como un pobre. Alegría en el cielo por la salvación anunciada (1,3s): alabanza a Dios por su obra; paz en la tierra, efecto de la salvación (Is 57,14-21). La paz mesiánica llegará a los hombres que se abren a la acción de Dios; no hay paz para los malvados (Is 57,21).


Aurora
 
Primera Lectura:
Isaías 62:11-12


11El Señor envía un pregón
hasta el confín de la tierra:
Decid a la ciudad de Sión:
Mira a tu Salvador, que llega,
el premio de su victoria lo acompaña,
la recompensa lo precede;
12los llamarán "Pueblo Santo",

"redimidos del Señor",
a ti te llamarán "la Buscada",
"Ciudad no abandonada".

Explicación.

62,10-12. Se pueden leer estos versos como continuación. Está llegando el Salvador y se le prepara una entrada triunfal (Mt 21,5). Todos los pueblos son invitados a contemplar el espectáculo (45,21; 49,6). Premio y recompensa de la victoria son los rescatados (40,10), de nuevo consagrados al Señor. "Salvación y Salvador" dominan los tres cánticos de Lucas 1-2.      

Salmo Responsorial:
Salmo 97:1, 6, 11-12


1EI Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables. 


6Los cielos proclaman su justicia
y todos los pueblos contemplan su gloria. 

11 Amanece la luz para el honrado
y la alegría para los rectos de corazón.
12Festejad, justos, al Señor,
dad gracias a su nombre santo.  

Explicación.
 97,1 "Islas"o costas: el mundo occidental mediterráneo; tema favorito de Isaías 11: 41, 1.5; 42,4.10.12; 49,1; 51,5. 
97,6 Los cielos hacen de testigos notariales: Sal 50,6. La "gloria" de la teofanía: compárese con Is 35,2; 40,5.  
97,11 "Amanece" corrigiendo una consonante, como Sal 112,4.


Trasposición cristiana.
Heb 1,6 aplica a Cristo el v. 7 según la versión griega. Mt 25, 31-46 dramatiza en escena un juicio final. Lc 21,28 da a entender que para los elegidos será un momento de dicha.  

Segunda Lectura:
Tito 3:4-7


4Pero se hizo visible la bondad de Dios y su amor por los hombres, 5y entonces, no en base a las buenas obras que hubiéramos hecho, sino por su misericordia, nos salvó con el baño regenerador y renovador, con el Espíritu Santo 6que Dios derramó copiosamente sobre nosotros por medio de nuestro salvador, Jesús Mesías. 7Así, rehabilitados por Dios por pura generosidad, somos herederos, con esperanza de una vida eterna. 

Explicación.

La manifestación de Dios en Jesús (4) permite el cambio del hombre. El baño renovador se identifica con la efusión del Espíritu. La idea del nuevo nacimiento ("regeneración") era metáfora común para el cambio de vida (1-7).
  
Evangelio:
Lucas 2:15-20

 
15 Cuando los dejaron los ángeles para irse al cielo, los pastores empezaron a decirse unos a otros:
- Ea, vamos derechos a Belén a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor.
16 Fueron a toda prisa y encontraron a María y a Jesús y al niño recostado en el pesebre.
17 Al verlo, les comunicaron las palabras que les habían dicho acerca de aquel niño.
18 Todos los que lo oyeron quedaron sorprendidos de lo que decían los pastores.
19 María, por su parte, conservaba el recuerdo de todo esto, meditándolo en su interior.
20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído; tal y como les habían dicho.


EXPLICACIÓN.


La paz mesiánica llegará a los hombres que se abren a la acción de Dios; no hay paz para los malvados (Is 57,21). Los pastores transmiten la buena noticia (17). Reacción de la gente, sorpresa (18). Reacción de María, reflexión (19): el salvador no ha nacido como correspondía a sus títulos (1,32). El hecho de conservar la memoria de estos hechos (en su interior) posibilitará un día su comprensión.  

 
Durante el día
 
Primera Lectura:
Isaías 52:7-10


El mensajero de paz (Nah 2,1-3; Is 40,1-10).

7¡Qué hermosos son sobre los montes
los pies del heraldo que anuncia la paz,
que trae la buena nueva, que pregona la victoria,
que dice a Sión: "Ya reina tu Dios"!
8Escucha: tus vigías gritan, canta a coro,
porque ven cara a cara
al Señor, que vuelve a Sión.
9Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo,
rescata a Jerusalén.
10El Señor desnuda su santo brazo
a la vista de todas las naciones,
y verán los confines de la tierra
la victoria de nuestro Dios.

Explicación.

52,7-10. Un himno de júbilo acoge la noticia en Jerusalén, donde el "aquí estoy" se vuelve realidad gozosa. Repitiendo varios temas de 40,1-10, invita a una pausa mayor. El poeta se concentra en datos visuales y auditivos y avanza con rapidez.

52,7. El "heraldo", como en 40,9. En los salmos emparentados (96,10; 97,1; 98,9; 99,1) el reinado del Señor es universal.

52,8. Compárese con el centinela singular de 21,8. Aquí están concentrados todos los centinelas. "Cara a cara": Nm 14,14. "Vuelve" es la transposición típica del segundo éxodo; se debe comparar con la llegada en Jos 5,14.

52,9. Poéticamente, como un coro de piedras vivas, de ruinas resucitadas.         

  
Salmo Responsorial:
Salmo 98:1-6


(Sal 96; Is 40-55) 
 


1Cantad al Señor un cántico nuevo
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
2EI Señor da a conocer su victoria,
revela su justicia a la vista de los pueblos.
3Se acordó de su lealtad y fidelidad
para la Casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
4Vitorea al Señor, tierra entera,
gritad, aclamad, tañed:
5tañed la cítara para el Señor
la cítara al son de instrumentos.
6Con clarines y al son de trompetas
vitoread ante el Señor y Rey. 
Explicación.


98,1 Ap 5,9; 14,3.
98,1-3 Notamos una "victoria" singular y "maravillas" plurales. La explicación está en el "recuerdo" del Señor, el cual ha sido coherente con su modo de proceder, ha mantenido su "lealtad". La acción ha sido a favor de Israel y "justa", la manifestación es universal: Israel es escenario de la actuación de Dios.
98,4-6 En la música instrumental y vocal reconoce el salmista un acto superior de alabanza. La vocal exalta la palabra, intensifica la expresión; la instrumental templa y acuerda los sonidos naturales. 
Trasposición cristiana.

El tema del "venir" se realiza en el "adviento", en el Mesías "que ha de venir"; doble adviento, histórico y escatológico; ambos celebrados en nuestro adviento litúrgico. El segundo tema es el reinado, dominante en el NT: universal y justo. Al "cántico nuevo" se refiere Ap 5,9s. 
 
Segunda Lectura:
Hebreos 1:1-6


1En múltiples ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas. 2Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por un Hijo, al que nombró heredero de todo, lo mismo que por él había creado los mundos y las edades. 3Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser; él sostiene el universo con la palabra potente de Dios; y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de su Majestad en las alturas, 4haciéndose tanto más poderoso valedor que los ángeles cuanto más extraordinario es el título que ha heredado.
 5Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo jamás: "Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy" (Sal 2,7), ni tampoco: "Y seré para él un padre y él para mí un hijo"? 6Además, en otro pasaje, cuando introduce en aquel mundo al primogénito, dice: "Adórenlo todos los ángeles de Dios" (Dt 32,43).

EXPLICACIÓN.

1-4.        Diferencia entre la antigua revelación y la nueva o definitiva. La categoría Hijo se opone y supera a la de profeta. Los profetas, intermediarios; el Hijo, en cambio, poseedor de toda la riqueza de Dios (heredero de todo) y causa de la creación del mundo y de la historia. En esta etapa final: la teología del judaísmo pensaba que la edad presente dejaría lugar a otra futura y gloriosa; para los cristianos, la muerte-resurrección de Jesús fue un acontecimiento de tal importancia que marcó el cambio de época; los mundos y las edades traducen la doble acepción del gr. tôn  aiônôn (1-2). Condición divina del Hijo (reflejo, impronta), su relación con el universo (sostiene el universo) y con los hombres (pruficiación de los pecados, es decir, supresión de los obstáculos a la relación con Dios); se sentó, cf. Sal 110,1; que ha heredado, cf. v.2: "heredero de todo". Se anuncia la primera parte (3-4). 


1,5-2,4.    Por su muerte y resurrección, la relación del Hijo con Dios es única, muy superior a la de los ángeles. Triple contraste:

               a) Entre Hijo y cortesanos (5-6); dos textos, Sal 2,7 (posible alusión al bautismo de Jesús, cf. Mc 1,11) y 2 Sm 7,14, se aplican a Jesús para exaltar su figura; uno, Dt 32,43 a los ángeles, que aparecen como inferiores a él (transposición al Mesías de una adoración debida a Dios). 

 
Evangelio:
Juan 1:1-18 o 1:1-5, 9-14



I. PRÓLOGO: EL DESIGNIO CREADOR (1,1-18).

1. 1.Al principio ya existía la Palabra y la palabra se dirigía a Dios y la Palabra era Dios.
2. Ella al principio se dirigía a Dios.
3. Mediante ella existió todo, sin ella no existió cosa alguna de lo que existe.
4. Ella contenía vida y la vida era la luz del hombre:
5. esa luz brilla en la tiniebla y la tiniebla no la ha apagado.6. Apareció un hombre enviado de parte de Dios, su nombre era Juan; éste vino para un testimonio,
7. para dar testimonio de la luz, de modo que, por él, todos llegasen a creer.
8. No era él la luz, vino sólo para dar testimonio de la luz.
9. Era ella la luz verdadera, la que ilumina a todo hombre llegando al mundo.
10. En el mundo estaba y, aunque el mundo existió mediante ella, en mundo no la reconoció.
11. Vino a su casa, pero los suyos no la acogieron.
12. En cambio, a cuantos la han aceptado, los ha hecho capaces de hacerse hijos de Dios: a esos que mantienen la adhesión a su persona;
13. los que no han nacido de mera sangre derramada ni por mero designio de una carne ni por mero designio de un varón, sino que han nacido de Dios.
14. Así que la Palabra se hizo hombre, acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria – la gloria que un hijo único recibe de su padre – plenitud de amor y lealtad.
15. Juan da testimonio de él y sigue gritando: - Éste es de quien yo dije: “ El que llega detrás de mí estaba ya presente antes que yo, porque existía primero que yo”.
16. La prueba es que de su plenitud todos nosotros hemos recibido: un amor que responde a su amor,
17. porque la Ley se dio por medio de Moisés; el amor y la lealtad han existido por medio de Jesús Mesías.
18. A la divinidad nadie la ha visto nuca; un Hijo único, Dios, el que está de cara al Padre, él ha sido la explicación.


COMENTARIO

 
Prólogo. Puede llamarse también síntesis introductoria o profesión de fe de la comunidad de Juan, que, en 1,14-16 (nosotros), habla de su experiencia cristiana, fruto de la actividad de Jesús. El prólogo resume en pocos trazos la realización del proyecto creador de Dios, que abre una época nueva en la historia humana. Por una parte, da claves de interpretación para el resto del Evangelio; por otra, sólo se puede penetrar su profundidad conociendo la obra de Jesús narrada después.


Introducción (1-2).El término griego logos sintetiza dos conceptos del AT: el de palabra/potencia creadora (Gn 1) y el de sabiduría creadora (Prov 8,22-24.27; Eclo 1,1.4-6.9; Sab 8,4; 9,1.9; Sal 104,24). El logos o Palabra formula el proyecto de Dios (sabiduría), que existe antes de la creación y la guía, y, en cuanto potencia, lo realiza. En v.1, la Palabra representa el proyecto formulado, cuyo contenido está expresado en 1c: la Palabra era Dios o, ateniéndonos al significado de la Palabra en este pasaje: un Dios era el proyecto. Este consistía, por tanto, en que el hombre tuviese condición divina, que fuese igual a Dios. El proyecto es la palabra divina absoluta y relativiza todas las demás palabras, en particular, las de la antigua Ley: a las diez palabras (decálogo) se opone la única palabra que las sustituye. Paralelamente, todos los ideales humanos propuestos en la antigua alianza quedan superados al conocerse en Jesús el verdadero proyecto de Dios sobre el hombre. Este proyecto, concebido en la mente divina, es personificado por Jn, quien lo presenta como el interlocutor de Dios. Expresa con esta especie de soliloquio divino (el proyecto se dirigía/interpelaba a Dios) una urgencia: la del amor de Dios por realizarlo.


La antigua humanidad. El rechazo del proyecto de Dios (3-10). Existe la actividad creadora del proyecto/palabra, que se traduce en comunicar la vida que contiene. Vida (= plenitud de vida), se opone a la existencia que no merece ese nombre; la plenitud de vida es la luz, la verdad del hombre (4). Consecuencia: no existe una verdad anterior a la vida ni independiente de ella: no hay más verdad que el esplendor de la vida misma; la aspiración a la vida plena guía al hombre, y la experiencia de ella le va descubriendo la verdad. Es decir, la verdad es la vida misma en cuanto se puede conocer, experimentar y formular. Donde hay vida, hay verdad; donde no hay vida, no hay verdad.


La luz/vida tiene un enemigo, la tiniebla, que pretende extinguir la luz (5). Es una entidad activa y maléfica: a la luz/vida se opone la tiniebla/muerte. La tiniebla aparece después de la luz (no como en Gn 1); es decir, la aspiración a la vida es componente del ser del hombre, por ser la vida el contenido del proyecto creador, del que el hombre es resultado. La tiniebla no se opone a la vida en sí misma, sino a la luz/verdad, a la vida en cuanto puede ser conocida. Es una antiverdad, una falsa ideología (8,44: la mentira) que, al ser aceptada, ciega al hombre, impidiéndole conocer el proyecto creador, expresión del amor de Dios por él, y sofocando su aspiración a la plenitud.


A pesar del esfuerzo por extinguirla, la vida/luz sirve de orientación y de meta a la humanidad. El hombre puede comprender qué significa una vida plenamente humana y a ella ha aspirado siempre, aun cuando por culpa de otros hombres tuviera que vivir sometido a una condición inhumana. Los dominados por la tiniebla son muertos en vida.
En medio de la antigua humanidad y de la dialéctica luz/tiniebla se presenta Juan (6-8), mensajero enviado por Dios para dar testimonio a los hombres acerca de la luz/vida, avivando la percepción de su existencia y el deseo de alcanzarla; de rechazo, denuncia la tiniebla y su actividad. Su bautismo simbolizará la ruptura con la tiniebla.


La luz verdadera (9) se opone a las luces falsas o parciales, cuyo prototipo había sido la Ley (Sal 119,105; Sab 18,4; Eclo 45,17 LXX). La luz no sólo brilla (1,5), sino que ilumina, llega y pretende comunicarse a todo hombre: a pesar de las tinieblas y de las falsas luces, el hombre podía experimentar el anhelo de vida; la plenitud contenida en el proyecto creador se le presentaba siempre como ideal y meta. Su anhelo de vida y de plenitud era criterio para distinguir entre luces verdaderas y falsas. Pero la humanidad no reconoce el proyecto ni hace caso de la interpelación (10); aunque le era connatural, lo rechazó y con ello rechazó la vida. Dominada por las ideologías contrarias a la vida (la tiniebla/muerte), se negó a responder al ideal al que estaba destinada por la creación misma. Tal era su situación hasta la legada histórica de la Palabra: la ideología/tiniebla represora de la vida le quitaba hasta el deseo de la propia plenitud.


Centro del prólogo: El proyecto creador, realizado en la historia (11-13). En paralelo con la llegada de Juan Bautista, está la de Jesús. Él es el Hombre-Dios (3), el proyecto realizado, la palabra creadora, la vida (11,25; 14,6) y la luz (8,12; 9,5). Su presencia histórica se verificó en su propio pueblo (su casa), pero aquel pueblo no lo aceptó (11). Fracaso de la antigua alianza, que debía haber preparado a Israel para este momento. Se ha interpuesto la tiniebla, es decir, la ideología mantenida por la institución judía, la absolutización de la Ley y los principios nacionalistas (12,34.40). En su nombre se condenará a Jesús (19,7).


Hay quienes lo aceptan (12), sobre todo fuera de su pueblo, liberándose del dominio de la tiniebla. Ser hijo se demuestra con el modo de obrar (8,39; 5,19-20). La capacidad de ser hijos de Dios se confiere con el nacer de Dios; hacerse hijo indica el crecimiento, fruto de una actividad semejante a la de Dios mismo. Dios no anula al hombre, sino que colabora con él. La actividad del cristiano no es la de Dios en el hombre, sino la Dios con el hombre. Aceptar a Jesús consiste en darle la adhesión personal en su calidad de proyecto realizado y en aceptar la vida que comunica en cuanto palabra creadora. No pide Jn la adhesión a una ideología ni a una verdad revelada, sino a la persona de Jesús, el modelo y dador de vida que Dios ofrece a la humanidad.


La capacidad de hacerse hijos de Dios supone un nuevo acontecimiento. Éste, que se identifica con la recepción del Espíritu (3,5), procede de la muerte de Jesús (“sangre derramada”), del propósito de su actividad histórica (“carne”), de su propósito personal (“varón”), pero no en cuanto meros hechos humanos, sino en cuanto en ellos se expresa y se hace eficaz la Palabra/Proyecto, que es Dios (1,1) (13). Esta calidad/nombre de Jesús (12) es la que percibe el que le mantiene su adhesión.
La nueva humanidad (14-17). La comunidad (nosotros) que ha aceptado a Jesús habla de la llegada de éste en términos de experiencia, la propia de los que lo han aceptado y, con ello, han nacido de Dios.


El proyecto divino, la plenitud de vida, se ha realizado en un hombre sujeto a la muerte (hombre/carne) (14). Por vez primera aparece la meta de la creación: el Hombre-Dios. Su presencia se interpreta en clave de éxodo, es decir, de liberación de toda esclavitud: acampar hace alusión a la antigua Tienda del Encuentro, morada de Dios entre los israelitas durante su peregrinación por el desierto (Éx 33,7-10). En el nuevo éxodo, el lugar donde Dios habita es un hombre, Jesús. La gloria era el esplendor de la presencia divina, que, durante el éxodo de Israel, aparecía en particular sobre el santuario (Éx 40,34-38). Para la nueva humanidad en camino, la presencia activa de Dios resplandece en el hombre Jesús. No hay distancia entre Dios y los hombres; en Jesús, su presencia es inmediata para todos.


El hijo único es el heredero universal del Padre y todo lo que éste tiene le pertenece; el Padre le comunica su misma gloria, haciendo al Hijo igual a él. Su gloria es su plenitud de amor y lealtad (Éx 34,6): amor gratuito y generoso que se traduce en don/entrega y que no se desmiente ni falla nunca (lealtad). Como la luz es el resplandor de la vida, la gloria es el resplandor del amor leal. Si la vida es un dinamismo, su actividad es el amor: vivir es amar y amar es comunicar vida (14).


La comunidad narra el testimonio de Juan (15), que ve confirmado por su propia experiencia. Jesús llega después de Juan, pero se pone delante de él. La comunidad narra el testimonio de Juan, que ve confirmado por su propia experiencia. La Palabra/Sabiduría, ahora realizada en Jesús, estaba presente en el mundo desde el principio de la humanidad (1,4: “la luz del hombre”) y es la misma que existía ya “al principio” (1,1). Juan resume aquí, en sentido inverso, las tres etapas de la Palabra/proyecto: su existencia antes de la creación (existía primero que yo), su presencia en la humanidad (estaba ya presente antes que yo), su realización histórica en Jesús (el que llega detrás de mí).


Al nuevo éxodo y a la nueva alianza se invita a la humanidad entera. No desembocan, por tanto, en la formación de un nuevo pueblo, sino en la de una nueva humanidad. La comunidad tiene conciencia de pertenecer a ella.


Lo específico cristiano (todos nosotros) es la experiencia y participación del amor-vida que está en Jesús (16). El Hijo, heredero universal (14), hace a los suyos partícipes de su misma herencia. La prueba palpable de la realidad y de la acción de Jesús es el amor que existe en la comunidad; se muestra en una actividad como la suya, que lleva a realizar el designio divino, es decir, a trabajar por la plenitud humana.


La nueva comunidad humana existe en virtud de la nueva y directa relación del hombre con Dios (nueva alianza), inaugurada y hecha posible por Jesús (17). La antigua relación, mediada por la Ley mosaica, ha caducado. Gracias a la obra de Jesús pueden existir en los hombres el amor y la lealtad propios de Dios mismo (14); con ello culmina la obra creadora de Dios y se establece la nueva relación/alianza. La Ley era exterior, el amor es interior y transforma al hombre, haciéndose constitutivo de su ser (Jr 31,31-34; Ez 36,25-28). El código externo pierde su validez y su razón de existir.


Colofón (18). Moisés y todos los intermediarios de la antigua alianza habían tenido sólo un conocimiento mediato de Dios (Éx 33,20-23). Por eso la Ley no consiguió reflejar la realidad de Dios. Todas las explicaciones de Dios dadas antes de Jesús eran parciales o falsas: el AT era sólo anuncio, preparación o figura del tiempo del Mesías.


La teología del hombre-imagen de Dios queda superada; el proyecto creador sólo llega a su término con el Hombre-Hijo, a quien el Padre comunica su propia vida/amor. Únicamente Jesús, el Hijo único/amado, que tiene la condición divina, puede expresar lo que Dios es: el Padre que está total e incondicionalmente a favor del hombre, el que, por amor, le comunica su propia vida. Jesús lo explica con su persona y actividad. Él es el punto de partida, el único dato de experiencia de alcance del hombre para conocer al verdadero Dios. Toda idea de Dios que no corresponda a lo que es Jesús es un invento humano sin valor. Jesús es, de modo inseparable, la verdad del hombre y la verdad de Dios: manifiesta lo que es el hombre por ser la realización plena del proyecto creador, el modelo de Hombre; manifiesta lo que es Dios haciendo presente y visible el amor incondicional del Padre, al entregar su vida para dar vida a los hombres.